HOY HE VISTO A MI AMIGO...
Hoy he visto a mi amigo, que silente,
dormitaba quizás, bajo aquel árbol,
esperando llegara una promesa
y un suspiro del cielo renovado.
Pero solo escuchaba los chasquidos
de unas ramas sonando en el verano,
y los robles miraban con tristeza
esa escena tan digna de algún cuadro.
Yo entendía su estado tan nervioso
y el sopor sugerente de sus párpados,
porque todo al amigo se perdona
y disculpan errores y los fallos.
Sin embargo quería que vibrara
aquel pecho del hombre enamorado,
que surgiera, de nuevo, la alegría
y miraran sus ojos a los campos.
Hoy he visto a mi amigo, que soñaba,
y pensé que debía despertarlo,
sacudir a su alma adormecida
y limpiar sus heridas con mis manos.
Porque el hombre dormía, sin saberlo,
en el fondo profundo de un barranco,
mientras dentro, gemía en sus entrañas,
aquel niño y amigo de otros años.
Yo quería que el hombre despertara,
que viviera a la vida sin reparo,
que se uniera a ese niño tan hermoso
que a los cielos mandaba tanto llanto.
No sé bien el final de aquella escena,
(una bruma me impide relatarlo),
más de pronto cesaron los lamentos
y hasta el hombre volvió de su letargo.
"...Hoy he visto a mi amigo, que dormía,
con el niño invisible, entre sus brazos,
y una dulce sonrisa le embargaba
y llenaba los pliegues de sus labios..."
Rafael Sánchez Ortega ©
30/03/14
dormitaba quizás, bajo aquel árbol,
esperando llegara una promesa
y un suspiro del cielo renovado.
Pero solo escuchaba los chasquidos
de unas ramas sonando en el verano,
y los robles miraban con tristeza
esa escena tan digna de algún cuadro.
Yo entendía su estado tan nervioso
y el sopor sugerente de sus párpados,
porque todo al amigo se perdona
y disculpan errores y los fallos.
Sin embargo quería que vibrara
aquel pecho del hombre enamorado,
que surgiera, de nuevo, la alegría
y miraran sus ojos a los campos.
Hoy he visto a mi amigo, que soñaba,
y pensé que debía despertarlo,
sacudir a su alma adormecida
y limpiar sus heridas con mis manos.
Porque el hombre dormía, sin saberlo,
en el fondo profundo de un barranco,
mientras dentro, gemía en sus entrañas,
aquel niño y amigo de otros años.
Yo quería que el hombre despertara,
que viviera a la vida sin reparo,
que se uniera a ese niño tan hermoso
que a los cielos mandaba tanto llanto.
No sé bien el final de aquella escena,
(una bruma me impide relatarlo),
más de pronto cesaron los lamentos
y hasta el hombre volvió de su letargo.
"...Hoy he visto a mi amigo, que dormía,
con el niño invisible, entre sus brazos,
y una dulce sonrisa le embargaba
y llenaba los pliegues de sus labios..."
Rafael Sánchez Ortega ©
30/03/14
EN ESTA TIERRA QUEMADA...
En esta tierra quemada,
donde nací y he crecido
crecen las zarzas difusas
con abundantes bandidos.
A cada vuelta que doy
siento dolor y gran pena
al escuchar pareceres
de la verdad que se estrena,
No quiero ser agorero
al proclamar la receta
ante lo absurdo del mundo
que vende a Dios por su jeta.
Y con los ojos cerrados
siento dolor y hasta rabia,
siento pasión con gran frío
y se congela mi labia.
Por tanto pienso y me digo:
"que mal lo estamos pasando,
por contener la verdad
y en la amenaza callando".
Así se mata el valor
y hasta se pierde el aliento
al percibir la apatía
de los cobardes sedientos.
Así se pierde la historia
y hasta la fe tan ansiada
por culpa de la ambición
de cuatro perras de nada.
¡Qué fácil tener valor
aunque te angustien los miedos
con la razón que se nuble
por decisiones a dedo!
Porque la tierra nos pide
hoy como nunca la hazaña
de trabajar sin descanso
y no sembrar la cizaña.
Rafael Sánchez Ortega ©
30/03/14
donde nací y he crecido
crecen las zarzas difusas
con abundantes bandidos.
A cada vuelta que doy
siento dolor y gran pena
al escuchar pareceres
de la verdad que se estrena,
No quiero ser agorero
al proclamar la receta
ante lo absurdo del mundo
que vende a Dios por su jeta.
Y con los ojos cerrados
siento dolor y hasta rabia,
siento pasión con gran frío
y se congela mi labia.
Por tanto pienso y me digo:
"que mal lo estamos pasando,
por contener la verdad
y en la amenaza callando".
Así se mata el valor
y hasta se pierde el aliento
al percibir la apatía
de los cobardes sedientos.
Así se pierde la historia
y hasta la fe tan ansiada
por culpa de la ambición
de cuatro perras de nada.
¡Qué fácil tener valor
aunque te angustien los miedos
con la razón que se nuble
por decisiones a dedo!
Porque la tierra nos pide
hoy como nunca la hazaña
de trabajar sin descanso
y no sembrar la cizaña.
Rafael Sánchez Ortega ©
30/03/14
UNAS MANOS INVISIBLES...
Unas manos invisibles me decían
que adelante,
que siguiera mi camino,
que rompiera las cadenas del pasado
que me ataban a ese tiempo,
ya marchito y caducado,
de una antigua primavera.
Otras manos invisibles me empujaban
y animaban hacia el alba,
a una larga caminata por la vida,
sorteando mil senderos por caminos tortuosos.
Yo llevaba un equipaje muy liviano,
con la ropa y los enseres, en un bolso,
con el alma dolorida por el llanto
y las manos temblorosas
al faltarles la caricia de otras manos.
Yo también me despedía de un pasado,
con los globos de colores que colgaban
a mi espalda, en un acto de repulsa
hacia un tiempo que moría,
y también con la esperanza renovada
de llegar hasta un destino
donde viera mariposas en los campos,
y también donde otros niños se miraran
a los ojos
y jugaran en los parques.
Porque todo renacía con la "luz difuminada"
de mis ojos,
que vagaban por la vida tras la luz
que se iniciaba con el alba,
en un rumbo paralelo, al de la vía
de los trenes
y a los postes del telégrafo
que corrían junto a ella.
Yo quería que esa luz no se escapara
y se marchara,
y quería su calor y la alegría luminosa
que dejaban,
y quería los colores, que se funden,
y se pierden más allá del horizonte.
Porque esa luz, tan especial y diferente,
es la que quiero para ti,
(vida querida)
para entregártela en mis labios,
y que a través de ellos te emborraches
y te embriagues
y te quedes soñolienta
entre sus brazos.
Y es que, la luz, es el preludio
de los sueños
y también de la locura que me embarga,
y quisiera que la misma nos cubriera
con su manto,
nos dejara el dulce aroma de los besos,
y también ese temblor, irreverente,
con que envuelve los sentidos
cuando llega hasta su ocaso
la preciosa poesía.
"...Unas manos invisibles me decían
que adelante,
que la vida continúa y no se para,
que si acaso los cometas vagan solos
en la noche,
y saludan a su paso a las estrellas,
porque son como esas lágrimas rebeldes
que nacieron de la vida y de los hombres,
que surgieron de sus versos
y buscaban las respuestas y la luz
que no existía,
y que al fin, allí quedaron,
en un verso inmaculado,
esperando que una mano los recoja
y los dé vida,
con un beso de sus labios..."
Rafael Sánchez Ortega ©
29/03/14
RECUERDO AQUELLA TARDE...
Recuerdo aquella tarde
que guardo en un pañuelo,
tus manos en mis manos,
mis dedos en tus senos,
Suspiros vacilantes
saliendo de tu pecho,
susurros de mi boca
diciendo "que te quiero".
Y todo en un abrazo
muy cerca de los cielos,
mimados por la brisa
paciente de los vientos.
Muy cerca, las montañas,
miraban todo aquello,
un tanto sorprendidas
saciando sus deseos.
Y mientras, nuestras manos,
seguían en silencio,
las rutas misteriosas
y sendas de los cuerpos.
Brillaban las pupilas
mostrando con recelo,
las lágrimas furtivas
producto de los besos.
Los labios se buscaban
temblando y ya resecos,
y un néctar se pedían
acaso sin saberlo.
Querían la ternura
la paz y el embeleso,
querían simplemente
amarse en ese verso.
Un verso de ternura
surgido de dos sueños,
que amaban y querían
un mundo más bien nuevo.
Un mundo diferente,
un mundo sin recelos,
la tierra de los niños,
los hombres y los juegos.
En ella entraban todos
seglares y maestros,
ancianos y ciclistas
con madres al acecho.
...Entonces nuestras manos
volvían del recreo,
tomaban la cuartilla,
la pluma y el tintero.
Y allí dejaban letras,
sembrando en el cuaderno,
la tierna fantasía
del mundo de los cuerdos.
"...Recuerdo aquella tarde
con cielo tan sereno,
tus labios soñadores
mis besos recibieron..."
Rafael Sánchez Ortega ©
28/03/14
que guardo en un pañuelo,
tus manos en mis manos,
mis dedos en tus senos,
Suspiros vacilantes
saliendo de tu pecho,
susurros de mi boca
diciendo "que te quiero".
Y todo en un abrazo
muy cerca de los cielos,
mimados por la brisa
paciente de los vientos.
Muy cerca, las montañas,
miraban todo aquello,
un tanto sorprendidas
saciando sus deseos.
Y mientras, nuestras manos,
seguían en silencio,
las rutas misteriosas
y sendas de los cuerpos.
Brillaban las pupilas
mostrando con recelo,
las lágrimas furtivas
producto de los besos.
Los labios se buscaban
temblando y ya resecos,
y un néctar se pedían
acaso sin saberlo.
Querían la ternura
la paz y el embeleso,
querían simplemente
amarse en ese verso.
Un verso de ternura
surgido de dos sueños,
que amaban y querían
un mundo más bien nuevo.
Un mundo diferente,
un mundo sin recelos,
la tierra de los niños,
los hombres y los juegos.
En ella entraban todos
seglares y maestros,
ancianos y ciclistas
con madres al acecho.
...Entonces nuestras manos
volvían del recreo,
tomaban la cuartilla,
la pluma y el tintero.
Y allí dejaban letras,
sembrando en el cuaderno,
la tierna fantasía
del mundo de los cuerdos.
"...Recuerdo aquella tarde
con cielo tan sereno,
tus labios soñadores
mis besos recibieron..."
Rafael Sánchez Ortega ©
28/03/14
LA ESENCIA DE TU CUERPO...
La esencia de tu cuerpo es seductora,
me dije aquella tarde sin pensarlo,
estábamos los dos en el paseo
cogidos dulcemente de la mano.
Las yemas de tus dedos eran suaves,
sedosas e impacientes como el nardo,
que cerca se movía con la brisa
y el viento del nordeste tan airado.
Tus pies, que caminaban lentamente,
andaban el sendero paso a paso,
seguían a los míos en su ritmo,
sin pausas e impulsando los zapatos.
Sentía tu mirada tan ardiente
y el brillo de tus ojos sin recato,
buscando en mi pupila la respuesta,
la frase que dijera "yo te amo".
La esencia de tu cuerpo es seductora,
decía silencioso con mis labios,
los mismos que besaban a los tuyos
después de acariciarlos largo rato.
Quería que sintieras mis latidos
y luego retenerte en un abrazo,
saciarme de tus senos sugerentes
y luego descansar en aquel banco.
Un banco que se hallaba en la ribera
quizás a las parejas esperando,
un nido en que escaparse de la vida
y hacer de esos minutos un regalo.
Por eso nos amamos largamente,
así como vibraron nuestras manos,
buscando los rincones más ocultos
sin margen de elección en el espacio.
"...La esencia de tu cuerpo es seductora,
te dije en aquel acto y ya temblando,
te amo vida mía, no lo niego,
y espero que me creas sin dudarlo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
27/03/14
me dije aquella tarde sin pensarlo,
estábamos los dos en el paseo
cogidos dulcemente de la mano.
Las yemas de tus dedos eran suaves,
sedosas e impacientes como el nardo,
que cerca se movía con la brisa
y el viento del nordeste tan airado.
Tus pies, que caminaban lentamente,
andaban el sendero paso a paso,
seguían a los míos en su ritmo,
sin pausas e impulsando los zapatos.
Sentía tu mirada tan ardiente
y el brillo de tus ojos sin recato,
buscando en mi pupila la respuesta,
la frase que dijera "yo te amo".
La esencia de tu cuerpo es seductora,
decía silencioso con mis labios,
los mismos que besaban a los tuyos
después de acariciarlos largo rato.
Quería que sintieras mis latidos
y luego retenerte en un abrazo,
saciarme de tus senos sugerentes
y luego descansar en aquel banco.
Un banco que se hallaba en la ribera
quizás a las parejas esperando,
un nido en que escaparse de la vida
y hacer de esos minutos un regalo.
Por eso nos amamos largamente,
así como vibraron nuestras manos,
buscando los rincones más ocultos
sin margen de elección en el espacio.
"...La esencia de tu cuerpo es seductora,
te dije en aquel acto y ya temblando,
te amo vida mía, no lo niego,
y espero que me creas sin dudarlo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
27/03/14
UN NIÑO ME PREGUNTA...
Un niño me pregunta, entre suspiros,
el precio de una linda mariposa;
le miro y no me vienen las palabras,
y siento su mirada seductora.
Me mira con sus ojos soñadores,
azules y carentes de las sombras,
tan solo con legañas infantiles,
que esperan impacientes unas notas.
Más solo le contesta mi silencio,
la nota discordante con la forma,
al dulce escalofrío de su mano
que eleva los cometas tras las rocas.
Quisiera contestar certeramente,
decirle el fiel valor de tantas cosas,
hablarle de jardines encantados,
de lirios y violetas en la ronda.
Sus labios infantiles son hermosos
y quieren la respuesta en esta hora,
desean desprenderse de esta duda
y acaso traspasar la niebla sorda.
Si acaso le diría que la vida
es algo que se vive y no se compra,
por eso nos inundan de colores
las lindas mariposas de la aurora.
Repican las campanas en la iglesia,
resuenan las resacas con voz ronca,
se aviva la marea en un instante
y vuelan a sus nidos las gaviotas.
Es una sensación, que yo quisiera,
narrar y contestar a esta persona,
al niño que me mira fijamente,
y al dueño de este alma tan hermosa.
"...Un niño me pregunta, entre suspiros,
el precio de la estampa de las olas;
le miro y le remiro lentamente
y luego me sonrío con sus bromas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
26/03/14
el precio de una linda mariposa;
le miro y no me vienen las palabras,
y siento su mirada seductora.
Me mira con sus ojos soñadores,
azules y carentes de las sombras,
tan solo con legañas infantiles,
que esperan impacientes unas notas.
Más solo le contesta mi silencio,
la nota discordante con la forma,
al dulce escalofrío de su mano
que eleva los cometas tras las rocas.
Quisiera contestar certeramente,
decirle el fiel valor de tantas cosas,
hablarle de jardines encantados,
de lirios y violetas en la ronda.
Sus labios infantiles son hermosos
y quieren la respuesta en esta hora,
desean desprenderse de esta duda
y acaso traspasar la niebla sorda.
Si acaso le diría que la vida
es algo que se vive y no se compra,
por eso nos inundan de colores
las lindas mariposas de la aurora.
Repican las campanas en la iglesia,
resuenan las resacas con voz ronca,
se aviva la marea en un instante
y vuelan a sus nidos las gaviotas.
Es una sensación, que yo quisiera,
narrar y contestar a esta persona,
al niño que me mira fijamente,
y al dueño de este alma tan hermosa.
"...Un niño me pregunta, entre suspiros,
el precio de la estampa de las olas;
le miro y le remiro lentamente
y luego me sonrío con sus bromas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
26/03/14
ME DUELE EL CORAZÓN EN ESTA NOCHE...
Me duele el corazón, en esta noche,
y siento que me falta la esperanza,
hay una realidad que no controlo
y sufro, en mi delirio, de nostalgia.
Se puede estar herido por la guerra
librada por los campos de batalla,
más puede que la herida sea otra
causada por espinas en el alma.
No atiende la razón a los suspiros
y espera la respuesta, sin palabras,
que baje de los cielos simplemente
y cure las heridas y las llagas.
Pero esa "sinrazón", que tanto anhelo,
traspasa como un fuego las entrañas,
es una sensación muy dolorosa
que acerca las cenizas a las llamas.
Me duele el corazón, en esta noche,
tan linda y luminosa, que da rabia,
que existan sensaciones tan extremas
y roben de los ojos tantas lágrimas.
Si pienso en el pasado, está pasado,
cubierto de promesas olvidadas,
ocultos y enterrados ya los besos
cambiados los suspiros por mesanas.
Hoy marcho con mi nave por los mares,
en busca de otro puerto y otras aguas,
es fácil que no encuentre lo que quiero
y menos las caricias tan ansiadas.
Más debo continuar con mi camino
y ser el peregrino, que en la playa,
buscaba las respuestas a su vida
llevando su linterna hacia la nada.
"...Me duele el corazón, en esta noche,
y grito con el niño que se escapa,
no quiero que te marches de mi lado,
amigo inseparable de mi infancia..."
Rafael Sánchez Ortega ©
25/03/14
y siento que me falta la esperanza,
hay una realidad que no controlo
y sufro, en mi delirio, de nostalgia.
Se puede estar herido por la guerra
librada por los campos de batalla,
más puede que la herida sea otra
causada por espinas en el alma.
No atiende la razón a los suspiros
y espera la respuesta, sin palabras,
que baje de los cielos simplemente
y cure las heridas y las llagas.
Pero esa "sinrazón", que tanto anhelo,
traspasa como un fuego las entrañas,
es una sensación muy dolorosa
que acerca las cenizas a las llamas.
Me duele el corazón, en esta noche,
tan linda y luminosa, que da rabia,
que existan sensaciones tan extremas
y roben de los ojos tantas lágrimas.
Si pienso en el pasado, está pasado,
cubierto de promesas olvidadas,
ocultos y enterrados ya los besos
cambiados los suspiros por mesanas.
Hoy marcho con mi nave por los mares,
en busca de otro puerto y otras aguas,
es fácil que no encuentre lo que quiero
y menos las caricias tan ansiadas.
Más debo continuar con mi camino
y ser el peregrino, que en la playa,
buscaba las respuestas a su vida
llevando su linterna hacia la nada.
"...Me duele el corazón, en esta noche,
y grito con el niño que se escapa,
no quiero que te marches de mi lado,
amigo inseparable de mi infancia..."
Rafael Sánchez Ortega ©
25/03/14
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