6.076 - HE BUSCADO...
He buscado en los rincones
los regalos y promesas,
encontrando telarañas
olvidadas e incompletas.
Pasó el tiempo de los sueños
y mirar a las estrellas,
deseando que unos magos
completaran sus leyendas.
Pero el cuento y el relato
no decían, en sus letras,
de regalos para el hombre
escritor y mal poeta.
Y el encanto se quedaba
entre el sueño y la marea
de resacas juveniles
y la infancia que se aleja.
Pero el guiño que el destino
hace al hombre en estas fechas,
no le aparta de los sueños
ni utopías quinceañeras.
Es la vida la que traza
los caminos y veredas,
con los premios y regalos
del esfuerzo en la tarea.
Y los sueños de los niños
se cultivan y conservan
en preciosos manantiales
con retazos de agua fresca.
Ya se van los Reyes Magos,
sus regalos aquí quedan,
a los niños con sus juegos
y a los grandes en sus venas.
Seamos niños, sin embargo,
y aceptemos lo que venga,
las sonrisas de estos días
dejan paz en los poemas.
Rafael Sánchez Ortega ©
06/01/25
6.075 - EXTRAÑO TU VUELO...
Extraño tu vuelo
y el silencio es la respuesta
a los ojos que te buscan.
No te veo en las mañanas,
ni en las tardes
y me pierdo y me confundo
persiguiendo tu silueta
en las sombras que comienzan.
Es inútil el correr tras la utopía
de unos sueños invisibles
que nacieron y llevaron
la sonrisa hasta mis labios.
Es absurdo continuar en ese bucle
de resacas y mareas, como un mar,
que, ya cansado, va a morir
sobre la arena de la playa.
Los suspiros te acompañan
como dulce melodía en ese instante
en que agachas la cabeza
y contienes una lágrima rebelde
que se escapa de tus ojos.
Nada entiendes, ni comprendes
de la ausencia y el olvido
que te quema las entrañas.
Te postulas y preguntas
si la culpa es de tus actos,
o si alguna insinuación
fuera enviada lastimando los sentidos,
y ese vuelo, en "libertad",
que yo siempre he vislumbrado
en tu persona.
Si es así, y soy culpable, dímelo,
pero que sea con palabras que yo entienda
y me acusen de la falta cometida
y asumiré, si es lo correcto, lo que digas,
aclarando, si es posible, discrepancias
de la niebla y de la bruma que separa
nuestras vidas.
Ya no sé qué más decirte, mariposa,
pero espero que me leas y te lleguen
estas líneas mal escritas y con ellas
el cariño y la ternura que nació
y que te profeso, con respeto.
Desde el tiempo y el silencio
yo quisiera que los cielos
me enviaran tus palabras
y con ellas la respuesta
para ver tras esta tiniebla
lo que ahora se me escapa,
y no veo, porque estamos en invierno
y no sales a volar ni a regalar,
con tu presencia, el colorido
y el candor por los caminos.
Rafael Sánchez Ortega ©
05/01/25
6.074 - AUNQUE EL DÍA ACABE...
Aunque el día acabe
y la noche llegue
tú vendrás conmigo
a pisar la nieve.
De las negras sombras
llamará la fuente,
con el grifo abierto
y su rezo breve.
Y hacia ella iremos
con el paso alegre,
la sonrisa austera
por el campo verde.
Beberán los labios
ese beso ausente,
con el agua fresca
que a la sed se lleve.
Y con ese néctar
bajará la fiebre
de la sangre altiva
y quizás ardiente.
Y seremos niños,
otra vez, si quieres,
juntando en la noche
los sueños pendientes.
Serán sin palabras,
rozando las sienes,
los besos, sin nombre,
de amor, en septiembre.
Rafael Sánchez Ortega ©
05/01/25
6.073 - SONRÍEN LOS CIELOS...
Sonríen los cielos
en esta mañana
y un cierto optimismo
nos deja en el alma.
Hoy suenan timbales
en zonas lejanas,
que, en breve se acercan,
por calles y plazas.
Serán ya, los Reyes,
se dice y se habla,
o puede que Pajes,
alegres que pasan.
Pastores y niños
proclaman sus ganas,
de ir a su encuentro
y verles las caras.
Asoman estrellas
luciendo sus galas,
guiñando los ojos
traviesos, con galas.
La luna sonríe
con manto de plata,
y envía un abrazo
con orla de escarcha.
Se notan suspiros,
también esperanzas,
y algunos susurros
en niños que cantan.
Hoy vuelven recuerdos
de tiempos y etapas,
con niños nerviosos
que antaño esperaban.
Y así, viejos sueños,
resurgen y claman,
pidiendo a los Reyes
algunas migajas.
Migajas y sueños,
sonrisas doradas,
que animen los ojos
del niño en su casa.
Rafael Sánchez Ortega ©
04/01/25
6.072 - LA NIEBLA NO QUIERE...
La niebla no quiere
dejar a los campos,
el suelo se carga
de lluvia y de barro.
En esta mañana,
de invierno en, que estamos,
enero nos dice
que pasa de largo.
Que corren los días
y no nos durmamos,
que el tiempo se pasa
y viene otro año.
La vida prosigue
y deja de lado,
las fiestas, las luces,
comidas, regalos...
Fragmentos de tiempo,
segundos robados,
que ya son historia,
con ecos y pasos.
Vivimos la vida
con freno de mano,
vagando sin rumbo
por pisos con fango.
Y obviamos suspiros,
susurros alados,
huyendo de un mundo
que escapa a las manos.
La niebla, en los ojos
nos ciega en el llanto,
y así precisamos
el beso y el labio.
El labio del cielo
y el beso robado,
igual que un poema
que emite su canto.
Rafael Sánchez Ortega ©
03/01/25
6.071 - DE NUEVO EL SILENCIO...
De nuevo el silencio
inunda las calles,
no hay gritos de niños
ni vuelos de aves,
tampoco camiones,
ni coches que pasen.
Comienzan los días
del año y las clases,
están silenciosas,
vacías, sin nadie,
pues hay vacaciones
de niños y padres.
Se nota el invierno,
los días que nacen,
con esos colores
tan tristes y graves
que arrancan suspiros
de niños y grandes.
Se visten los cielos
con ropas saudades,
y asoman recuerdos,
que están en desvanes
guardados, con mimo,
con celo del viaje.
Prosigue la vida
el día que nace,
y asoman, temblando,
los ojos audaces,
aquellos que vibran
mirando el paisaje.
Y tú te consuelas,
poeta del aire,
buscando en la niebla
el verso que pase,
aquel que, en la bruma,
perdió su romance.
Le ofreces un beso,
tu pluma y tu sangre,
le das tu cariño
de amigo y compadre,
y viaje en tus labios
por tierra y por mares.
Rafael Sánchez Ortega ©
02/10/25
6.070 - ABRIR LAS PUERTAS DEL ALMA...
Abrir las puertas del alma,
buscar, tras ellas, silencio,
con esa paz y alegría
del ya, presente, año nuevo.
Es lo que hacen los hombres,
en cada año, en enero,
para encontrar, asombrados,
solo el producto de un sueño.
Sueño que nace en la infancia,
y se renueva en el tiempo,
con cada año que pasa
en un feroz adulterio.
Así se mezclan ideas
con realidad y deseos,
para buscar en tinieblas
esos regalos y anhelos.
Y confundimos la vida
con los milagros del cuento,
en la febril esperanza
de conseguir algo bueno.
Pero a los Reyes soñados
no les importan los rezos,
ni las palabras veladas
de tantos labios con miedo.
Siguen, sin prisa, el camino,
de regresar a sus reinos,
tras visitar en la tierra
ese Belén de los cielos.
Y abajo quedan los hombres
con tantos niños hambrientos,
intercambiando las risas,
por unos llantos sinceros.
Pasan los días, en tanto,
cesan los cantos y sueños,
sigue el trabajo y el hombre
vuelve a la vida, despierto.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/01/25