6.306 - A TUS RECUERDOS...

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A tus recuerdos

rescato del silencio

para adorarlos.


Fueron hermosos

momentos, con arpegios,

indescriptibles.


Hoy, en su música,

renuevo tu presencia

y aquellos bailes.


En las corales

traíamos resacas,

salitre y algas.


Y nuestros besos

con ellas se enredaban

y compartían.


Vivimos ratos

sintiendo que el presente

nunca acababa.


Pero los sueños

terminan con la noche

y sale el sol.


Nos despertamos

un día en nuestro lecho

y estamos solos.


Y entonces vamos

en busca del recuerdo

y el ser amado.


Rafael  Sánchez Ortega ©

22/08/25

6.305 - SE MARCHITARON...

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Se marchitaron

las flores que plantamos

en el verano.


Era evidente

que el tiempo y la distancia

hicieran esto.


No fue por falta

de lluvia de los cielos

ni por mis lágrimas.


Pedí a las nubes

las gotas necesarias

para salvarlas.


Y de mis ojos

calleron hasta el suelo

llantos ahogados.


Pero los besos

los sueños y promesas

quedaban lejos.


Eran relatos,

pequeños girasoles

entre azucenas.


Mas al jardín,

precioso, que creamos,

llegó el otoño.


Se evaporó

la magia y el encanto

que lo cubría.


Hoy, una alfombra

de flores, marchitadas,

es su recuerdo.


(Deben dormir,

las rosas, azucenas

y girasoles)


¡Dormir, morir...!


Rafael Sánchez Ortega ©

21/08/25

6.304 - TENÍA MIEDO...

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Tenía miedo,
el fuego se acercaba
y estaba solo.

Todos se fueron,
vecinos, familiares,
ante el peligro.

Y es que las llamas
del bosque, hasta su puerta
venían raudas.

El aldeano,
curtido de mil luchas,
no se rendía.

Con la manguera,
fachadas y tejados,
él refrescaba.

Con una azada
trazaba, ante sus tapias,
un cortafuegos.

Era un intento,
quizás una utopía.
¡Tenía fe!

Antes, los guardias,
dijeron que el peligro
era inminente.

Que abandonara,
la vida era primero
que las haciendas.

Pero tozudo
y amante de su tierra,
quiso quedarse.

Y así le vemos,
luchando contra el fuego.
¿quién vencerá?

Sé que es difícil,
más creo en los milagros,
mis rezos para él.

Rafael Sánchez Ortega ©
20/08/25

6.303 - LLORABA EL SAUCE...

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Lloraba el sauce

muy triste y solitario,

en aquel huerto.


Cerca, en el bosque,

se alzaban los robles

con viejas ramas.


Y tú lo viste,

llorando a nuestro sauce

y te hizo llorar.


Se formó un nudo,

de pena y de tristeza

dentro de ti.


Te aproximaste,

temblando, con cariño,

para abrazarle.


Entonces viste,

tu nombre, en él tatuado

sobre su tronco.


Te estremeciste,

pensando que mi mano

era la autora.


Y la verdad 

estaba en la palabra

que había escrita.


Reconociste

el mote cariñoso

que nos unía: 


"sarbalapnis"


Rafael Sánchez Ortega ©

19/08/25

6.302 - DE TUS SILENCIOS...

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De tus silencios

evoco los recuerdos

día tras día.


Fueron instantes

tan bellos, que vivimos

y compartimos.


Y nuestros ojos

suplían a los labios

y así se hablaban.


Porque los labios

ansiosos se buscaban

con gran pasión.


Y nos amamos,

sin prisas, sin palabras,

bajo los tilos.


Hoy, los silencios,

son ecos de un pasado

que yo recuerdo.


No sé, si tú,

los guardas todavía

dentro del alma.


Y es que los versos,

que juntos comenzamos

fueron al cielo.


A ese lugar

precioso, de la infancia,

y de los sueños.


Y nos regalan

suspiros del otoño

con sus colores.


Por tus silencios,

tus besos y caricias

sigo cautivo.


Rafael Sánchez Ortega ©

18/08/25

6.301 - VUELVE LA LLUVIA...

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Vuelve la lluvia

a las flores sedientas

de los jardines.


Besos de seda

para pétalos tiernos

que las desean.


Tú te sonríes,

y en sueños la contemplas,

casi la tocas.


La lluvia llega

y tú viajas con ella

sin darte cuenta.


Es en el sueño

con versos que ahora escribes

para un poema.


Versos y besos,

del hombre con la lluvia,

cantan amor.


Y sin palabras

se escriben y se abrazan

solo ellos dos.


Vuelve la lluvia,

renacen los sentidos

y el corazón.


Rafael Sánchez Ortega ©

17/08/25

6.300 - MADRUGA EL SOL...

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Madruga el sol,

te da los buenos días

y te despierta.


Abres los ojos,

sonríes a la aurora

que te acaricia.


Comienza el día,

de nuevo la mañana

te invita a amar.


Es el regalo

que dejan los latidos

en nuestra sangre.


Se llama vida,

se mezcla con los sueños

y va contigo.


Así que arriba:

levántate del lecho,

toma el café.


Luego al trabajo

o tal vez al estudio,

niño o adulto.


Pero saluda

al sol que da la vida

y te la ofrece.


Vívela siempre

llevando la sonrisa

entre tus labios.


Y que ella ofrezca,

a todos los que encuentres,

tu corazón.


Rafael Sánchez Ortega ©

16/08/25