NO CEÑIRÁN TUS SIENES LA CORONA...


No ceñirán tus sienes la corona
ni el laurel de los dioses del Olimpo,
si acaso la ceniza de un pasado
que yace sepultada en el olvido.

Porque tú, soñador impenitente,
pasabas muchas horas con los libros,
igual que Don Quijote de la Mancha
luchando y peleando con molinos.

Creías que la vida era un paseo
en busca del ansiado paraíso,
mirando por la noche a las estrellas,
y al sol durante el día con cariño.

Pensabas en querer a una princesa
y juntos conquistar el infinito,
tener entre tus letras el regalo
del cuento, el caballero y el castillo.

Más todo terminó en un momento
y el tiempo de la infancia está marchito,
no vuelan mariposas por el campo
ni brotan los rosales del espino.

Quedaron sepultados los recuerdos
al lado del ciprés con tus latidos,
y allí se confundieron con el aire,
palabras susurradas y suspiros.

No pidas ya limosna por el tiempo;
el tiempo se ha parado y detenido
se escuchan los clarines que reclaman
diciendo que te acerques con sigilo.

Te tienes que marchar, y soy consciente,
tus pasos marcharán a otro camino,
dejando tras de ti ligeras huellas
que el viento borrará con tu destino.

"...No ceñirán tus sienes la corona
ni en los versos tu nombre estará escrito,
te quedarás por siempre en el silencio
muriendo por amor, y no de frío..."

Rafael Sánchez Ortega ©
21/01/12

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