EN AQUEL LAGO...



En aquel lago
vivía una princesa
encantadora.

Eso pensaba
el niño que, muy cerca,
leía un cuento.

Y era posible,
que allí, entre las aguas,
hubieran hadas.

Porque los ojos,
del niño, en sus pupilas
eso veían.

Dulces momentos
de magia y fantasía,
tras las pestañas.

Largos segundos
de infancia y de ternura,
siempre infinitas.

Precioso lago
que llenas a los niños,
cubre mi alma.

Quiero ser niño,
soñar con las princesas,
sentir las hadas.

Y si es posible,
volar, cual mariposa,
entre sus alas.

Rafael Sánchez Ortega ©
17/08/19

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