4.181 - POR LA TORMENTA...



Por la tormenta 
temblaban los cristales en la noche
y parecía que gemía el cielo
en un lamento prolongado
de agonía.

Te vi temblar
sumida en el silencio
y me acerqué hasta tí
tratando de calmarte.

Tú me miraste
de un modo apresurado,
como buscando en mí
la paz que te faltaba.

Te di mis manos,
mi abrazo y mis palabras
y así empezó la luz de aquel poema.

Luego, sus versos,
trazaron mil destellos
y nos rendimos ante su magia.

Fuimos con ellos
a tierras muy lejanas, 
por mares y desiertos,
por valles y por playas
hasta encontrar la paz 
y el equilibrio
que tanto precisaban nuestras almas.

Allí nacieron
muchísimos poemas
que fueron la semilla
de tantos besos.

Besos del aire
robados a la brisa
y al nordeste.
Besos del mar
regados con salitre
y algunas olas.
Besos del cielo
mandados por la luna
y las estrellas.
Besos del bosque
con voces y suspiros
de sus ramas.
Besos del río
con bellas sinfonías
de sus meandros.
Besos del agua
corriendo por las fuentes
y por las plazas.

Besos y besos
llegaron desbocados
formando versos y mil poemas.

Y en ellos tú
durmiendo entre mis brazos
indiferente y ajena a todo.

...Habíamos dejado atrás
los miedos y tormentas
de nuestras almas.

...Sin darnos cuenta
los dedos se pararon,
dejaron el bolígrafo,
durmieron los poemas,
y se buscaron...

Rafael Sánchez Ortega ©
01/03/20

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