4.323 - FRAGMENTO DE UN DIARIO - DÍA 64 - (Tarde)



 Tarde


Apenas hay nubes en el cielo 

y pese al viento del nordeste que sopla 

la tarde invita a dar un pequeño paseo.


Los pasos son cortos 

y parece que cuesta caminar, 

pero allá van. 

Un paso, dos, 

las piernas se cansan 

y hasta los muslos protestan, 

pero siguen moviéndose en silencio 

y es el pensamiento el que les dice 

que "adelante", que no se rajen ahora.

La vista falla y se nubla a ratos, 

el cuerpo parece que hace eses 

como si estuviera embriagado. 

Es un mareo intenso, 

quizás por respirar este aire tan fuerte 

y tan inesperado. 

También la luz que entra por los ojos 

y deslumbra. 

Se ven montes cortados, 

prados a medio segar, 

animales paciendo, 

vecinos charlando 

y hasta perros ladrando 

a las figuras que pasan, 

para ellos, ya desconocidas. 

Quema el sol y hace calor 

donde no entra el viento. 

Hay que quitarse ropa 

y aligerar un poco las prendas 

para no ahogarse. 

El circuito se hace largo 

pero no importa. 

Al final se agradece 

aunque llegues con la lengua afuera 

en el regreso.

Los perros del vecino, ahora, te saludan 

en ese lenguaje inexpresivo que ellos tienen 

y que no sabes si te dan las buenas tardes 

o te piden una caricia.

Tú miras la hora y tomas el tiempo 

y la distancia para llevar un control 

sin importancia. 

(Es como cuando te tomas diariamente 

la fiebre y la tensión arterial: pura rutina)

Al final llegas y te cambias. 

Has salido y has regresado.

Ahora toca escribir un poco, 

volver a la vida y a la poesía, 

intentar hablar y charlar con ella, 

decirle todo esto que aquí sale 

y rogarle que no te olvide, pero... 


¡silencio...! Díselo en un poema 

y "sin palabras"...


Rafael Sánchez Ortega ©

17/05/20

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