4.537 - POR LA ALAMEDA...



Por la alameda

bajabas una tarde

hacia el trabajo.


El paso firme

dejaba en mis oídos 

su melodía.


En el ambiente

dorado del otoño,

tú destacabas.


Así, tu aroma,

quedaba entre las rosas

y se mezclaba.


¡Bendito olor,

del cuerpo y de las rosas,

que a mí llegaba!


Cerré los ojos

al paso de tu cuerpo

tan singular.


Y sin palabras,

te dije que te amaba

en un suspiro.


¡Nadie me oyó!

me dije, sorprendido,

sin darme cuenta.


Y te siguieron

mis ojos y palabras

con gran pasión.


Rafael Sánchez Ortega ©

11/12/20


Siempre he visto un imagen parecida a través de los años. La clásica de una persona querida caminando por la alameda de la ciudad y bajando y pasando al lado del banco desde donde me encontraba. No sé, ni puedo explicar, a qué se debe esta imagen y esta escena, pero es muy repetitiva y con una clara composición sentimental. Quizás es el recuerdo vago de algún viejo escrito, quizás el guión de alguna novela leída... No lo sé, pero es una escena que me recuerda algo, aunque no sea capaz de adivinar y ponerle un nombre y una cara a la misma.

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