5.820 - EL VIAJE EN AQUEL TREN...
El viaje en aquel tren
sin duda, lo recuerdo,
marchaba a la ciudad
a ver algunos médicos.
Tenía algún problema
causado por los nervios,
de infancia, y privaciones,
febril y bien diversos.
No olvido la estación,
vagones y humo negro,
producto del carbón,
y el grito de los frenos.
Salimos de la aldea,
quizás, más bien del pueblo,
dejando atrás el mar,
y el muelle junto al puerto.
Subimos a un vagón
con dulce traqueteo,
y fuimos por las vías
a ver a los galenos.
No importa la consulta,
si acaso el movimiento,
de gentes y de calles
rompiendo aquel silencio.
El viaje en aquel tren
rompió mis sentimientos,
y entonces vi, en mi vida,
la paz que dan los sueños.
"Se sueña sin viajar
y el mundo es más sincero,
aunque, también, hay viajes
que solo son un sueño."
Rafael Sánchez Ortega ©
25/04/24
5.819 - LOS REMOS...
Los remos, con su impulso,
ya avanzan la trainera,
en medio de las aguas
que sube la marea.
Dos manos en los remos
conforman la faena,
del hombre y el marino
que busca así la pesca.
Saldrá para las playas
llamadas de Bederna,
y en ellas hará un alto
con brisa mañanera.
Luego, sus aparejos,
intentarán la presa,
la pesca tan preciada
que supla la miseria.
El pan y la comida
fiada en unas tiendas,
pedida por dos niños
que pierden hoy la escuela.
Recuerdo esos instantes,
los tengo en mi cabeza,
puñales en el alma
con años de tristeza.
Por suerte ya han pasado
quedando aquí las huellas,
del remo y la ciaboga
y el hombre por su pesca.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/04/24
5.818 - NECESITO...
Necesito llorar,
cuántas mas lágrimas pueda,
para lavar los rincones
de mi alma envejecida.
Debo exprimir la tristeza
y dejar los ojos secos,
para que puedan mirar
mis pupilas tras la niebla.
Y es que la vida es resaca
de galerna y temporales,
ocurridos hace tiempo,
que regresan cada día
y me piden recompensa.
Necesito abrir las ventanas
para que entre la luz
y de calor a mi vida,
saneando humedades
y hasta el polvo acumulado.
Y es que necesito tus brazos,
y tus besos,
rescatarlos del recuerdo
para que sean mi vida
y ese sueño que persigo
se convierta en realidad
y sacie, al fin, mis suspiros...
Necesito y te necesito
y tú lo sabes.
Rafael Sánchez Ortega ©
22/04/24
5.817 - ARRECIA, EN LA MAÑANA...
Arrecia, en la mañana,
el viento de nordeste,
las ramas parpadean,
las flores se estremecen.
Por eso, en los jardines,
las rosas y claveles,
se mueven en la danza
y el baile de las nueve.
Comienza un nuevo día
y el sol reparte suerte,
inicia su paseo
por playas y por nieves.
Arenas y montañas
también calor requieren,
en medio del silencio
que dejan los cipreses.
Y en esto que tú piensas
lo sientes hoy con fiebre,
neblina de las venas
con sangre indiferente.
Poeta de la vida,
no temas a la muerte,
tras ella está la vida
y el beso que mereces.
Rafael Sánchez Ortega ©
21/04/24
5.816 - LEVANTA LA MIRADA...
Levanta la mirada
y observa el nuevo día,
el cielo azul celeste
te abraza y acaricia.
Comienza la jornada,
y dan paso las prisas,
los nervios y codazos
de aquel que la encamina.
No importa, caminante,
tú sigue con la brisa,
el viento que, invisible,
te guíe por la vida.
Avanza, bajo el cielo,
y escucha las noticias,
que dictan, sin palabras,
sus nubes blanquecinas.
Son cantos y poemas,
sin letras y sin rimas,
cual néctar delicioso
en lindas margaritas.
Levanta la mirada
y escancia poesía,
la vida es un instante
que pronto se termina.
Perdamos ese miedo
a verla y a vivirla,
soñemos como niños
con cosas muy sencillas.
Rafael Sánchez Ortega ©
20/04/24
5.815 - QUIERO LA FLOR...
Quiero la flor
que asoma en la mañana
entre tus labios.
Dan "buenos días"
sus pétalos alegres
y cariñosos.
Tienen encanto
los labios infantiles
que tú me ofreces.
Quiero ese beso,
y flor que me presentas,
con gran pasión.
Podré tener
tu mano entre mi mano
en el paseo.
Y sentiré
la sangre y los latidos
que ella transmite.
Quiero la paz
y el brillo de tus ojos
en mis pupilas.
Para dormir
un sueño muy profundo
entre tus brazos.
Quiero acabar,
soñando y a tu lado,
este poema.
Rafael Sánchez Ortega ©
19/04/24
5.814 - UNA GOTA DE AGUA...
Una gota de agua
resbaló de tus ojos,
y bajó por tu cara
en la tarde de otoño.
Yo la vi en un instante
y acudí, presuroso,
con mi labio a la gota
que mandaba tu rostro.
Y sentí, con ternura
ese néctar ansioso
que buscaba la tierra
y perderse en el polvo.
Y mis labios temblaron
y temblé con tu gozo,
mariposa preciosa,
en el beso sin fondo.
Rafael Sánchez Ortega ©
18/04/24