4.542 - SIGO LAS HUELLAS...

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Sigo las huellas

dejadas por tus pasos

en el camino.


Huellas borrosas,

apenas perceptibles.

y que me llaman.


Voy a tu encuentro.

Deseo ver tu cara,

tomar tus manos.


Sé que me duermo,

que pasan las jornadas

y no te alcanzo.


Estoy cansado,

me duele todo el cuerpo

y no te veo.


...Pero no importa,

me digo, y me sonrío,

ya queda menos.


Y es la verdad,

se acorta la distancia

para abrazarte.


Pero, ¿sabrás

quién es el que te llama

y lo que quiere...?


"...No te preocupes,

amor, yo solo quiero

tu libertad..."


Rafael Sánchez Ortega ©

16/12/20


Es el eterno mensaje en poesía de seguir las huellas de la persona amada y de buscar esa figura a través de unos pasos invisibles dejados en el camino, en la playa y en la vida. con el objetivo de volver a ver su cara, sentir el roce de su cuerpo, escuchar el latido de su corazón y poder mirar al fondo de sus pupilas y ver ese mensaje de amor que un día compartisteis.

4.541 - VEO TU CARA...

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Veo tu cara

que guardo tiernamente

en mi cartera.


Intercambiamos

las fotos, una tarde.

¿No lo recuerdas?


...De todas formas

el tiempo y ese instante,

atrás quedó.


Recuerdo vago

de mares y resacas,

hoy ya lejanos.


En una playa

mirando las mareas

y algunos barcos.


No era verano,

quizás la primavera

nos sonreía.


Los años locos,

tan dulces de la infancia,

para nosotros.


Y nos amamos,

sin prisas y sin pausas,

solos los dos.


Rafael Sánchez Ortega ©

15/12/20


Nacen letras y surgen versos que se juntan y se unen en una rima desordenada. Si en algún momento hacemos un filtro o un cribado de los mismos y buscamos la esencia del poema quizás encontremos algo raro, algo humano y de contenido diferente al esperado con alguna sorpresa incluída. Una vez dije que los versos y la poesía eran, en mi caso, como una especie de confesión y me veía reflejado, muchas veces, en mis escritos, sin querer. Pero esto, supongo, que le ocurre a todo el que escribe, y que sin ser consciente de ello,  lleva al papel y cuaderno una parte de sí mismo, con todo lo que representa.

4.540 - CORREN LOS NIÑOS...

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Corren los niños

felices y contentos.

Pasan los años.


Hoy somos niños,

y luego pasajeros

de un largo viaje.


Así es la vida,

un viaje y un suspiro,

que pasa rápido.


Pero vivamos

el viaje intensamente,

no lo dudemos.


Hay muchas cosas,

personas y detalles

que compartir.


La vida sigue

brotando cada día

y se renueva.


Es poesía

con versos de un poema

irrepetible.


Y como niños,

bebamos el poema

hasta embriagarnos.


Que atrás se queden

los miedos y temores

mientras vivimos.


Rafael Sánchez Ortega ©

14/12/20


Pasa el tiempo y surgen los miedos, vuelven los recuerdos y en ellos te encuentras con ese mundo de ilusión y de utopía de la infancia. Es como una galerna de sentimientos que descarga en el presente y no quiere ser pasado simplemente. Quizás es la misma resaca de la vida, el canto sublime del poeta y el grito del hombre que busca desesperadamente al niño que no quiere perder.

4.539 - EL VIEJO ROBLE...

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El viejo roble

mostraba sus heridas,

gallardamente.


Culpa del tiempo,

recuerdos acuñados

en su corteza.


Pero seguía

teniendo la figura

de los valientes.


Árboles fieros

en bosques milenarios

que bien conoces.


En sus maderas

el paso de los tiempos

dejando huellas.


Hasta unas setas

crecían a su lado

como en los cuentos.


Un musgo verde

cubría, parcialmente,

el recio tronco.


Y de las hojas

doradas de sus ramas,

surgían versos.


Risas y llantos,

promesas y susurros

en oración.


Rafael Sánchez Ortega ©

13/12/20


Nuevamente sale el roble a estos versos y las "mariposas" atentas vuelan a su alrededor para saciar su curiosidad y libar de su sabiduría ancestral. Me vino al recuerdo ese árbol simbólico de mi tierra con las setas junto al tronco y el musgo subiendo por el mismo, apoyado en algún lugar cerrado con fincas cercanas y otros árboles, encinas, hayedos y castaños en una amalgama de romería de los bosques.

4.538 - ESCRIBE UN VERSO...

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Escribe un verso

que deje en el cuaderno

tus fantasías.


Serán las letras

que salgan de tus dedos:

¡Mis mariposas!


Si lo prefieres

las dejaré que vuelen

buscando el cielo.


Habrá otros ojos

que admiren su belleza,

tranquilamente.


Y sus colores

levantarán susurros

de admiración.


¡Benditos versos,

nacidos en tus dedos

y corazón!


Escribe pronto

que ansío tus latidos

en mis oídos.


Y si me dejas

pronunciaré tu nombre

cuando te lea.


Así el poema

tendrá nuestros secretos

de tantos sueños.


Rafael Sánchez Ortega ©

12/12/20


Letras y versos que nacen y van al cuaderno con un mensaje, con un nombre y con un alma que vibra entre ellos. Versos que forma palabras, pensamientos y sentimientos entremezclados y que formarán parte de un mensaje, en el recuerdo, con el tiempo.

4.537 - POR LA ALAMEDA...

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Por la alameda

bajabas una tarde

hacia el trabajo.


El paso firme

dejaba en mis oídos 

su melodía.


En el ambiente

dorado del otoño,

tú destacabas.


Así, tu aroma,

quedaba entre las rosas

y se mezclaba.


¡Bendito olor,

del cuerpo y de las rosas,

que a mí llegaba!


Cerré los ojos

al paso de tu cuerpo

tan singular.


Y sin palabras,

te dije que te amaba

en un suspiro.


¡Nadie me oyó!

me dije, sorprendido,

sin darme cuenta.


Y te siguieron

mis ojos y palabras

con gran pasión.


Rafael Sánchez Ortega ©

11/12/20


Siempre he visto un imagen parecida a través de los años. La clásica de una persona querida caminando por la alameda de la ciudad y bajando y pasando al lado del banco desde donde me encontraba. No sé, ni puedo explicar, a qué se debe esta imagen y esta escena, pero es muy repetitiva y con una clara composición sentimental. Quizás es el recuerdo vago de algún viejo escrito, quizás el guión de alguna novela leída... No lo sé, pero es una escena que me recuerda algo, aunque no sea capaz de adivinar y ponerle un nombre y una cara a la misma.

4.536 - SE VA EL OTOÑO...

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Se va el otoño.

Se pasa y languidece

en un suspiro.


También las hojas,

doradas de los árboles,

van a los suelos.


Llenas de sueños,

sedientas de colores,

que han agotado.


Un viejo banco

y el río, las contemplan,

en su descanso.


Parece nieve

que escapa de los árboles

y de sus ramas.


Pero es otoño,

la estera inconfundible

de tantos sueños.


Sueños de niños,

de ancianos y mayores

en su inocencia.


Por eso el río

hoy baja con más fuerza

y otras canciones.


Y dormirán

los hijos del otoño

ante el invierno.


Rafael Sánchez Ortega ©

10/12/20


Sigue el otoño presente y latente a mi alrededor y por eso lo traigo aquí, a estos versos, ya que en la mañana, al salir a pasear me fui fijando en esos detalles que ofrecía la naturaleza y no pude menos que sonreír, a pesar del fuerte viento que soplaba con mucha fuerza. Árboles junto al río, bajada furiosa de las aguas por la lluvia, hojas que parecían copos dorados de una "nieve" que venía de los árboles... ¡Cuántos detalles para ver y sonreír, ante este otoño, que como tantos, pasa en un suspiro y desaparece para dejar paso al "padre" invierno...!