4.514 - A TUS OJITOS...
A tus ojitos
llevaron mil sonrisas
las mariposas.
Así pudiste
gozar con sus colores
y su ternura.
Pero sus alas
llevaban, también, besos
y mis caricias.
...Es que sentía,
lejana tu mirada
y tu presencia.
Eran los versos
que siempre madrugaban
en el otoño.
Versos azules
cargados de dulzura
que estremecían.
Por eso quise
mandar las mariposas
a tus pupilas.
Alas y vida,
latidos presurosos
y una canción.
Para decirte
lo mucho que te quiere
mi corazón.
Rafael Sánchez Ortega ©
18/11/20
4.513 - EN EL OTOÑO...
En el otoño
se puede ver la luna
y las estrellas.
En el otoño
se avivan los colores
con hojas muertas.
En el otoño
descansan las cigarras
y sus canciones.
En el otoño
reviven los recuerdos
y la nostalgia.
En el otoño
renacen sentimientos
y hasta poemas.
En el otoño
te busco, vida mía,
y no te encuentro.
En el otoño
persigo tus palabras
que son un eco.
En el otoño
me entregan las resacas
versos dorados.
¡Es el otoño,
la sangre se me altera...
Me siento vivo!
Rafael Sánchez Ortega ©
17/11/20
En el otoño se busca la nostalgia quizás sin darnos cuenta. En el otoño se añoran los veranos y a otros lugares. En el otoño los días son más cortos y hace más frío. En el otoño el miedo se acelera, nos pone tristes. ¡En el otoño...!
4.512 - OIGO LA VOZ...
Oigo la voz
que surge del silencio,
y que me llama.
Dice mi nombre,
quizás, en un susurro,
pero profundo.
Y se estremecen
las fibras de mi alma
tan infantiles.
Hoy tengo miedo.
Los ojos se me cierran
y ya no veo.
Desde las sombras
me llegan las palabras
del sol y el viento.
Hablan y hablan,
en cháchara traviesa,
porque son libres.
Desde los sueños
recibo multitud
de sensaciones.
Pero la risa,
tu voz y las palabras
están calladas.
Yo las preciso,
las quiero y las ansío
igual que a ti.
Rafael Sánchez Ortega ©
16/11/20
Con un pequeño esfuerzo e imaginación creamos una imagen en esa soledad de cada alma. Así podemos escuchar la voz invisible nos envía el silencio y que susurra mi propio nombre de boca y labios de la persona amada que se oculta allí, tras la luz del silencio y en ese mundo de sombras y sorpresas. Luego se oyen voces, susurros, pero es una cháchara como si las cigarras estuvieran dando rienda suelta a un concierto en la noche. Se escucha y se imagina, se piensa y se duerme el alma, ¡se sueña, quizás, y no se quiere despertar!
***
Se han quedado vacíos los jardines y las flores marchitas se han dormido. Estamos a mitad del mes de noviembre y el año avanza rápido hacia ese final tan cercano donde la Navidad es el centro, (en otros años), y en este ni siquiera sabemos cómo será y si llegaremos a vivirla.
Surgen noticias en prensa y televisión anunciando la creación de vacunas que estarán muy pronto en el mercado y en los hospitales. Parece que el anuncio es inminente, (o eso parece), ya que la propaganda y las voces de personas interesadas así lo proclaman.
Y mientras, nosotros, seguimos en ese compás de espera, en una especie de agonía y pérdida de tiempo en la vida, dejando correr los minutos y mirando atrás, para ver si es verdad lo que está sucediendo, y diciéndonos que no, que no puede ser, que debemos tener el reloj de la vida parado y que todo es una pesadilla.
4.511 - VOLVIÓ LA LLUVIA...
Volvió la lluvia,
las lágrimas del cielo,
la tarde gris.
De nuevo el sol
se duerme en las pupilas
del universo.
Tiembla la luz,
musita una oración
el labio ciego.
Hay un furor
con vientos y galernas
de los infiernos.
Pero la luz
se busca y se desea
para los hombres.
Un nuevo día
de otoño y primavera
con poesía.
Llega la lluvia,
(alivio de la tierra
que está sedienta).
Llegan los versos
de amor, apasionados,
buscando un beso.
Y llegas tú,
mojada, por la lluvia,
rosa de ensueño...
Rafael Sánchez Ortega ©
15/11/20
Nuevamente la lluvia es la protagonista en esta tarde de un domingo de otoño. En estos versos hay un poco de todo, romanticismo, nostalgia, tristeza, y la lluvia simbolizando todo ello con su carga de magia y erotismo que encierra.
4.510 - VUELVE LA NOCHE...
Vuelve la noche
vestida con la bruma
y oscuridad.
En sus cabellos
refulgen las estrellas
como suspiros.
Duerme en sus brazos
los hombres y los niños
con su inocencia.
Yo te contemplo,
escucho tus latidos
y tus susurros.
En esa brisa
que mandas, sin palabras,
vienen caricias.
Llega ternura
con rosas celestiales
y algún cometa.
Cestas de sueños,
montones de utopías,
¡todo en la noche!
Así se calman
los miedos y las dudas
de las conciencias.
Porque la noche
contiene poesía
para las almas.
Rafael Sánchez Ortega ©
14/11/20
La noche siempre ha tenido algo de misterio y también mucha magia en su contenido. Misterio que se escondía tras la oscuridad y la bruma, con esa niebla tremenda que parecía que nos cubría y tapaba y que también servía para meternos entre ella, cuando la vida parecía que nos asfixiaba. Pero en la noche encontrábamos ese mundo de magia que buscábamos, a través de las historias de los mayores, de los relatos y los cuentos, de las conversaciones veladas entre los amigos... ¡La noche...! ¡Cuántas noches hermosas recuerdo ahora...!
4.509 - ME FALTAS TÚ...
Me faltas tú
y estoy entristecido,
sin darme cuenta.
Falta tu voz,
tu risa y tu presencia,
esa que añoro.
Y mientras tanto
te hablo en la distancia
y te recuerdo.
Por eso mismo
hoy tiemblas, poesía,
entre mis dedos.
Tiembla mi alma,
lo mismo que mis labios
y hasta suspiro.
Digo tu nombre
quizás en un susurro
porque te quiero.
...Pero los sueños
cargados de nostalgia
tienen resacas.
Veo las olas
que llegan a la playa
y tú a mi lado.
Te veo a ti,
buscándome en la niebla
y en mi ceguera.
Rafael Sánchez Ortega ©
13/11/20
Creo que en algún momento todos hemos tenido un momento en el que añoramos la presencia de la persona amada, aquella que ocupa un lugar preferente en nuestro corazón o aquella que ha llenado de amor y de magia nuestra alma. Expresarlo de alguna manera, en forma de versos y poesía, es algo a lo que muchos nos hemos atrevido a llevar al cuaderno.
4.508 - UNA GUITARRA...
Una guitarra
sonaba en una esquina
muy dulcemente.
Unos gorriones
mandaban sus canciones
desde el jardín.
Y tú, escuchabas,
la música sin nombre
de aquella orquesta.
Hermoso dúo
del hombre y de las aves
en comunión.
Te sonreíste,
sin duda, conmovido
y suspiraste.
¡Cuánta belleza
había en esas notas
que te embriagaban!
Por un instante,
quisiste ser guitarra
y ser gorrión.
Pero el presente
te hizo estremecerte
con tanta magia.
Y lo admitiste,
serías un oyente
afortunado.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/11/20
Todos hemos escuchado alguna vez una guitarra y, algunos, hemos pensado en unos gorriones cantando en los árboles y los arbustos del jardín. Soñar no cuesta nada y seguro que habremos pensado en ser esa nota que escapaba de la guitarra o ese canto del gorrión que llegaba hasta nosotros. Al final despertábamos con un suspiro y con la magia de conformarnos con ser un espectador afortunado que estaba escuchando esa música sin nombre.