4.508 - UNA GUITARRA...



Una guitarra

sonaba en una esquina

muy dulcemente.


Unos gorriones

mandaban sus canciones

desde el jardín.


Y tú, escuchabas,

la música sin nombre

de aquella orquesta. 


Hermoso dúo

del hombre y de las aves

en comunión.


Te sonreíste,

sin duda, conmovido

y suspiraste.


¡Cuánta belleza

había en esas notas

que te embriagaban!


Por un instante,

quisiste ser guitarra

y ser gorrión.


Pero el presente

te hizo estremecerte

con tanta magia.


Y lo admitiste,

serías un oyente

afortunado.


Rafael Sánchez Ortega ©

12/11/20


Todos hemos escuchado alguna vez una guitarra y, algunos, hemos pensado en unos gorriones cantando en los árboles y los arbustos del jardín. Soñar no cuesta nada y seguro que habremos pensado en ser esa nota que escapaba de la guitarra o ese canto del gorrión que llegaba hasta nosotros. Al final despertábamos con un suspiro y con la magia de conformarnos con ser un espectador afortunado que estaba escuchando esa música sin nombre.

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