YA LLAMAN LOS TAMBORES AL COMBATE...


III

Ya llaman los tambores al combate
y sé que mi destino está trazado,
yo vuelvo a mi astillero tan amado,
en plena confusión y disparate.

Remiendo con pasión de calafate
jirones de dolor policromado,
encuentro el corazón crucificado
y trato de impedir tal desbarate.

Es hora de partir, remar de nuevo,
buscar en la mañana la alborada,
sentir el paliativo del placebo

que supla la caricia deseada.
Más he de despertar, quiero el relevo,
el beso del amor y de mi amada.

Rafael Sánchez Ortega ©
21/02/11

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