NO PIENSES, TAN SIQUIERA, QUE ENVEJECES...


No pienses, tan siquiera, que envejeces,
la vida es un absurdo, una entelequia,
un puente entre el ayer y entre el mañana
y el paso tan sutil de las esperas.

Porque esa interrogante de la vida
nos marca con un hierro en sus promesas,
nos dice con suspiros vacilantes
los hitos a seguir tras unas huellas.

Y vamos convencidos al destino
marcando nuestros pasos por las sendas,
ajenos al aroma del salitre
del mar embravecido que despierta.

Seguimos a pesar de temporales
en medio de bonanzas y tormentas,
si acaso, manteniendo la esperanza
del pan que nos aguarda en la despensa.

Despega ya la arruga de tu frente
y busca en los confines de la ciencia,
la voz que te susurre unas palabras,
y el alma que se altere ante su oferta.

Verás que los procesos de la vida
contienen realidades muy auténticas,
la marca inconfundible de una mano,
la tinta con profunda transparencia.

Verás en los cuadernos esos gritos
dejados por los dedos del poeta,
el puente entre el pasado y el futuro
y el hoy que nos regala tantas perlas.

Es fácil que te ciegue la avaricie
y pienses en laureles y prebendas,
en seres e ideales que trazaron
los sueños que cegaron tu conciencia.

"...No pienses, te repito, que envejeces,
y vive el día a día cuanto puedas,
la vida es este instante, este segundo,
y siempre será así, aunque no quieras..."

Rafael Sánchez Ortega ©
10/01/13

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