DESFILAN, SIN CESAR...


Desfilan, sin cesar, las golondrinas
dejando un tibio adiós entre sus alas,
son días del otoño ciertamente
y en ellas se adivina ya su marcha.

Se marchan porque el frío las obliga
y deben protegerse sin tardanza,
no saben los rincones ni el destino,
si acaso hacia la aldea deseada.

Un día volverán, y así lo espero,
en forma de figuras y esperanza,
con ellas llegarán las ilusiones
y el dulce colorido de la infancia.

Nos dejan poesía en el recuerdo
y un antes y un después con añoranza,
quizás porque con ellas nos sentimos
un tanto enamorados del mañana.

Volamos a escribir las poesías,
aquellas que nos surgen desde el alma,
y luego nos quedamos en sus letras
quizás como abubillas atrapadas.

Es fácil comprender tanta dulzura
cerrando el corazón, como ventana,
haciendo que se aisle totalmente
y siendo el Peter Pan de madrugada.

Pequeñas e inocentes peregrinas,
tal son las golondrinas transformadas,
se marchan y nos muestran su camino
dejándonos llorosos y con lágrimas.

Busquemos en sus rimas la respuesta
y puede que encontremos las palabras,
aquellas que precisan nuestros labios
y quedan en los mismos atrofiadas.

"...Desfilan, sin cesar, las golondrinas,
y dejan en silencio nuestras casas,
ya añoro su revuelo y sus piruetas
y encuentro entre las rimas esa calma..."

Rafael Sánchez Ortega ©
06/10/16

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