SENTÍ TU ALIENTO...



Sentí tu aliento en aquellas letras
que me dejaste en el cuaderno.

Fueron un bálsamo, 
quizás una ventana abierta,
por donde pude dejar volar mis sueños…

Y soñé y viví, (o eso creí entonces),
hasta compartí mi vida y sentimientos contigo 
en un cruce añorado y estimulado
por tus palabras.

Pero un día, meses después,
fue tu palabra, precisamente, 
la que me hizo despertar en una nueva realidad.

Negaste tu sentimiento, negaste que me querías
y que, incluso, nunca me lo habías expresado
de esa manera

Quise mirarte a los ojos, pero no pude.
Ya no estabas a mi lado.

Rafael Sánchez Ortega ©
17/10/18

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