UN DÍA...



Un día desperté, en medio de la bruma,
y me sentí desnudo y solitario;
quise levantarme, dar dos pasos,
buscar en el espejo tu figura.

Un día pronuncié tu nombre varias veces
y al repetir el mismo, entre mis labios,
le encontré distante y alejado.

Un día comprendí que ya no estabas
al observar el lecho, que vacío, 
decía tantas cosas con su silencio.

Un día salió el sol por la mañana
y sus rayos, tibios, 
se posaron en mi cara con ternura.

Un día miré al cielo y vi a mi alma 
que me hablaba
y decía que adelante.

Rafael Sánchez Ortega ©
07/11/18

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