4.665 - CUÁNTA TRISTEZA...



Cuánta tristeza

dejaba en sus balidos

el corderito.


Nadie acudía

al grito desgarrado

que él proclamaba.


Porque en el suelo

yacía una ovejita

inanimada.


¿Era su madre

que estaba dormidita

o quizás muerta?


Nunca lo supe.

ni pude despejar

aquella duda.


Marche de allí

llevando el corazón

atormentado.


De vez en cuando

volvía la cabeza

para mirar.


Pero la escena

seguía igual que antes

con su tragedia.


Me sentí triste,

con rabia e impotencia

mal contenidas.


Rafael Sánchez Ortega ©

11/04/21

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