4.722 - DE MIS PADRES RECIBÍ...



De mis padres recibí

las lecciones de la vida,

los misterios y leyendas

y el valor de la alegría.


Eran dedos primorosos

en las manos muy sencillas,

de unos padres, como tantos,

que rumiaban sus heridas.


Y crecí poquito a poco

recibiendo mil caricias,

de esas manos, que recuerdo,

y los dedos sin mentiras.


Hoy las busco y las añoro;

solo veo golondrinas,

telarañas de un pasado

con legañas de esos días.


Me pregunto dónde fueron

esas manos que se abrían

con sus dedos, dibujando,

en mi mente olas marinas.


Se marcharon, eso creo,

y dejaron margaritas,

en el alma de algún niño

que hoy escribe poesías.


Poesía que recibe

y que plasma con sus rimas,

en los ojos ambiciosos

de ilusión y fantasías.


Porque el niño siempre es niño,

aunque inicie la partida,

cuando nace y cuando avance

por ser hombre sin manías.


Hoy por eso las recuerdo,

a esas manos tan queridas,

de mi padre y de mi madre,

que guiaron a las mías.


Rafael Sánchez Ortega ©

18/06/21

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