AMANECE Y LOS PÁJAROS PASAN

Amanece y los pájaros pasan,
hay gaviotas que van a la costa
y también diminutos gorriones
con los mirlos malvises y alondras.

Es la hora en que pasan y cantan
estas aves que son tan graciosas,
unas vuelan cruzando los cielos,
otras marchan detrás de las sombras.

Ha sonado el reloj de la torre
con la dulce campana que evoca,
que las siete ya son nuevamente
y que rompe la noche la aurora.

Y la noche se marcha despacio
a naciones y tierras remotas,
a cubrir otros campos con mimo
mientras hombres y niños reposan.

Pero aquí, que la luz se agiganta,
es el alba quien marca la norma,
la que guía con mano maestra
el compás con que llegan las olas.

Sobre el mar ya se anuncia el nordeste
en la estela de nubes sin forma,
que contiene la brisa sagrada
con sus besos que irán a la costa.

Hay siluetas que marcan los árboles
con la luz que amanece y asoma,
hay figuras de cuentos de hadas
y princesas que cantan melosas.

Son las aves que anuncial el alba
con sus voces de niñas cantoras,
ellas son el reloj que despierta
y en los parques se animan las hojas.

Los colores las cubren de largo
y se extienden a lirios y rosas,
con un toque especial de dulzura
como notas del arpa que tocan.

Es la vida que surge de pronto,
es el día que llega y que roza,
el que aparta las sombras que marchan
e ilumina tu cara y te nombra.

Porque el día que inicia y comienza,
son segundos, minutos y horas,
es el tiempo que marca el latido
en el pecho que ríe y que llora.

Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana 23/06/10

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