EL SEÑOR DE LAS LETRAS...


El Señor de las Letras
le pusieron por nombre,
aunque solo escribía
unos tristes palotes.

Unas letras cualquiera
que llegaban de golpe,
azotando las ramas
de aquel cuerpo de roble.

Y por eso escribía
al compás de las voces,
que salían del alma
en completo desorden.

Unas veces los versos
recordaban las flores,
las camelias, las rosas,
de colores dulzones.

Otras veces las nubes
eran simples islotes,
eran faunos y elfos
que surgían del bosque.

El Señor de las Letras
escribía renglones,
y lo hacía sin prisa
escuchando las voces.

Esa voz de los mares
con color de tritones,
que las damas del agua
musitaban salobres.

Eran lindas sirenas
que buscaban favores,
a la luz de la luna
y de estrellas veloces.

Pero nada impedía
el sumar los renglones,
y los bellos poemas
rezumaban canciones.

Y así día tras día,
y así noche tras noche,
escribía sus versos
el poeta del norte.

"...El Señor de las Letras
ha perdido ese broche,
ya no escribe sus versos
porque llora y se esconde..."

Rafael Sánchez Ortega ©
23/08/11

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