HE OLVIDADO...



He olvidado que la vida es un momento,
el instante tan preciso que vivimos,
y que todo se condensa en un segundo,
que se pasa, y queda atrás, en el olvido.

He olvidado la canción de las cigarras
y hasta el dúo que se oía de los gríllos,
porque el campo se ha quedado en el silencio
con la paz inapreciable de los lirios.

He olvidado las promesas de la infancia,
la curiosa actividad de los molinos,
con sus aspas, juguetonas, dando vueltas,
y animando a los vencejos, cual mendigos.

He olvidado que las noches son eternas
y que duermen, en las mismas, tantos niños,
porque algunos ya son hombres y lo saben
mientras otros solamente están dormidos.

He olvidado el contoneo de tus pasos
al cruzar por la alamada hacia el asilo,
ya que duermen las pupilas de tu padre
y las mías, simplemente, te han perdido.

He olvidado las palabras que cruzamos,
y también los sentimientos tan bonitos,
que anidaron en el alma tanto tiempo
y que luego, de un borrón, los suprimimos.

He olvidado que lloraban las estrellas
por la luna con semblante muy marchito
y que tú les preguntabas qué pasaba
y el silencio te dejaba su rocío.

He olvidado que la imagen del espejo
es la copia, y realidad, de que yo existo,
aunque dude del reflejo que me enseña
esta cruda marioneta de mí mismo.

"...He olvidado que la vida hay que vivirla
a pesar de la oración de los mendigos,
que predican y suplican la limosna
de ese tiempo, del amor, que no han tenido..."

Rafael Sánchez Ortega ©
06/04/18

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