EN UNA TARDE GRIS...



En una tarde gris
sobraban las palabras,
quizás, por eso mismo,
sonaban las campanas,
llamaban al rosario
a gentes y beatas
y el patio de la iglesia
muy pronto se llenaba,
entraban en el templo
figuras encorvadas
guardando ese silencio
precioso de las almas,
sentábanse en los bancos
y en ellos susurraban
los labios tan inquietos
de jóvenes y ancianas...

En una tarde gris
un niño contemplaba
las nubes que corrían,
la vida con su magia,
y pronto se hizo hombre
dejando atrás la gracia,
los años tan dorados
de sueños y esperanzas
pasando de ese modo
a un mundo de nostalgias
de envidias y de guerras,
plagado de amenazas,
y un día, muy cansado,
sintió que le faltaba
la gracia y la alegría
del niño y de la infancia...

"...En una tarde gris
un hombre sollozaba,
quizás buscaba al niño
jugando con las hadas..."

Rafael Sánchez Ortega ©
13/09/18

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