PERO ERA EL FINAL...



Pero era el final, lo reconozco,
tenía que acabar y concluir
con esa etapa agridulce.

Sequé las lágrimas y miré adelante, al infinito,
había que volver a la vida nuevamente, 
y eso hice.

Empecé a caminar y hasta una canción, olvidada, 
vino a mis labios, sin pensarlo.

Las piernas comenzaron a caminar despacio
y luego fueron cobrando velocidad, 
como intentando recuperar 
el tiempo perdido.

Los ojos se fijaron en un punto en la distancia 
y creyeron ver allí un faro y una luz, 
quizás distintas, y lejanas.

Cerré los ojos 
y también abrí la puerta 
del alma y la esperanza.

Rafael Sánchez Ortega ©
31/12/18

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