4.019 - SON LAS CINCO DE LA TARDE...



Son las cinco de la tarde
y hay silencio en la pradera,
una brisa muy ligera
deja un verso sin alarde
que le roza la mejilla
y estremece su costilla.

A lo lejos, la campana,
tintinea, muy lejana,
con lamento y semitono,
cual preludio de un abono
y una música cercana.

De repente, entra en escena,
una ardilla saltarina
que se esquila por la encina
extendiendo su melena
y abrazándose a una rama
para ver el panorama.

¡Qué belleza y qué inocencia
de esta imagen con su esencia,
que se mete en nuestros ojos
y nos quita los enojos,
y rechaza la violencia!

Mas la tarde se apresura,
pues se encuentra muy cansada,
y la noche, alborozada,
va ofreciendo su ternura,
en las sombras silenciosas
que se ofrecen deliciosas.

Nuestra ardilla siente el viento
y una página del cuento,
que leído por la luna,
trae recuerdos de la cuna
y unos versos de alimento.

Rafael Sánchez Ortega ©
18/11/19

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