4.190 - MUJER AMADA...



Mujer amada
por siglos ignorada,
ahora despiertas.

(O te despiertan,
las voces y los años
de indiferencia).

Pero en los niños
la madre y la mujer
están latentes.

En ese niño,
los ojos de la madre
dan nueva vida.

Es ese hombre,
orgullo silencioso,
de un corazón.

Y esa mujer,
anciana y con arrugas,
es nuestra madre.

La que engendró
la vida que ahora tengo
y que disfruto.

La que vivió,
conmigo tantas penas,
y sufrimientos.

La que cambió,
su vida por la mía...
¡esa es mi madre!

Que no te cambien
mujer, que tanto diste,
de mi razón.

Yo soy tu obra,
y todo lo que tengo
te pertenece.

Tú eres mi madre,
te siento en mis latidos
y en los recuerdos.

Tú me enseñaste
los versos más hermosos,
con tu sonrisa.

Todos los días
del año, son tus días,
de sol a sol.

Y no te olvido,
soy fruto de tu entraña
y del amor.

Porque tú amaste,
quizás como yo amo
y más que yo.

Y trabajaste
de un modo silencioso
y sin cobrar.

No quiero rosas
que empañen tus sonrisas,
y tus recuerdos.

Solo mi nombre,
saliendo de tus labios,
para comer.

Solo aquel beso,
de un modo tembloroso,
en la partida.

Y una oración,
a Dios, en estos versos,
a ti, mi madre.

Rafael Sánchez Ortega ©
06/03/20

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