4.878 - NO ME OLVIDO...



No me olvido del encargo,

de sacar de los tinteros,

a los curas y a las monjas

y que son, hoy, un recuerdo.


Serias caras, familiares,

con sus rasgos y sus gestos,

ademanes varoniles,

femeninos, de aquel tiempo.


No rehuyo aquella etapa

ni tampoco los consejos,

incluidas reprimendas

y algún grito por travieso.


Pero siempre fue empatía,

recibida que agradezco,

en los años infantiles

y siguientes en que vuelvo.


Y es aquí, donde las monjas,

aparecen con gracejo,

y recuerdo caras agrias

y otras dulces con sus velos.


Fue el momento de la chispa,

del romance y del mareo,

confesiones a destajo

por "amores a destiempo"


¡Qué bonita fue la etapa

de las letras y el colegio,

con los sueños que llegaban

de la luna y de los cielos!


Reconozco los pecados

por amar y tener miedo,

abrazando, por las noches,

las cobijas de mi lecho.


Confesiones a deshoras,

penitencias, padrenuestros,

y aquel alma, dolorida,

que lloraba en el silencio.


Pero un día , la sorpresa,

me rondó por no estar quieto,

y hubo un cura, que impaciente,

me mandó a los cuatro vientos.


Él me dio, de penitencia,

un cilicio y "tente tieso",

por ser malo y reincidente

y pecar como un poseso.


Al salir de aquella estancia

mi locura fue en aumento,

y me dije que "a su padre"

le mandara ese tormento.


Y empezó otra nueva etapa

con los curas y el trasiego

de la infancia y los amores,

sin monjitas ni camelos.


Pasó el tiempo y se quedaron,

cabizbajos, los recuerdos,

y aquel tiempo, que hoy evoco,

es un "lapsus" que te dejo.


Hasta aqui cumplo mi parte

de escribir, como lo siento,

de los curas y las monjas

y esa etapa de mi tiempo.


Rafael Sánchez Ortega ©

12/11/21

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