4.881 - EL VIEJO ROBLE...



El viejo roble

guardaba mis secretos

celosamente.


En él quedaron

susurros veraniegos

que le ofrecí.


También suspiros

de pena y de tristeza

por mis deseos.


Pero, sin duda,

guardó mis alegrías

y mis sonrisas.


Porque las mismas

quería regalarlas

a otra persona.


Y esa eras tú,

mi linda mariposa,

cual Campanilla.


Te dibujé,

debajo de aquel roble,

en tantos sueños.


Allí entendí

las mil y una leyendas

que ambos vivimos.


Porque los sueños

de amor y de ilusiones

prendí en el roble.


Rafael Sánchez Ortega ©

15/11/21

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