5.144 - EL NAVEGANTE...



El navegante

quedó muy sorprendido

al ver la playa.


Las olas mansas

rompían en la orilla

con las resacas.


Luego, indolentes,

sus brazos se estiraban

por las arenas.


Unas gaviotas,

sin prisas, contemplaban

aquella escena.


Un cuadro mágico,

se alzaba ante los ojos

del navegante.


Y hasta los cielos,

azules, se asomaban 

para adornarlo.


Nuestro marino

volvía de muy lejos

después de un tiempo.


Días de frío,

de cañas y de pesca

sobre las aguas.


Y en sus pupilas,

brillaban mariposas

de mil colores.


Rafael Sánchez Ortega ©

07/07/22

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