5.150 - PEDÍ TU MANO...



Pedí tu mano,

quería retenerla

entre la mía.


Ambas temblaron,

igual que nuestros ojos

y corazones.


Y nuestros labios

se hablaron "sin palabras",

como en la infancia.


Éramos niños,

en hombres encarnados,

ya casi ancianos.


Era el otoño

dorado de la vida

con sus abrazos.


Y en ese cuadro,

tan bello y admirable,

viví un poema.


Tú eras el verso,

y el junco que vibraba

con el rocío.


Tú eras la estrofa,

de música sin nombre

en mis oídos.


Y yo te amaba,

pequeña mariposa,

en ese sueño.


Rafael Sánchez Ortega ©

13/07/22

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