LA HUELLA DEL PATRIARCA ES ALARGADA

La huella del patriarca es alargada
dejando una figura muy borrosa,
la noche no permite ver su rostro,
por ello se refugia entre las sombras.

Los ojos de su alma están vendados,
ocultos tras las flores y las rosas,
los besos recibidos en el tiempo,
los llantos de las lágrimas traidoras.

Escucha los sonidos de la noche,
y en ellos el susurro de las olas,
el leve escalofrío de la brisa
y el agua que resbala por las rocas.

Escucha los gemidos del silencio
con voz entrecortada y armoniosa,
él sabe que el silencio tiene vida
igual que los segundos y las horas.

En una soledad entrecortada
lo inútil se acomoda en la poltrona,
fragmentos del pasado que renacen
y vuelven inconscientes y sin normas.

Por eso el fiel patriarca se resiste,
no quiere más instantes ni demoras,
él quiere que la vida pase pronto,
cambiando las derrotas por victorias.

Se sienta con su báculo en la mano
y junta sus perneras temblorosas,
la bruma de la vida le rodea
envuelta entre secretos que atesora.

Un mundo retenido y reprimido
aguarda entre las sombras que lo acosan,
es lava incandescente de su pecho
que busca los cantiles de la costa.

El mundo irreverente de su carne,
la loca fantasía de su prosa,
la voz enamorada del poeta
que escribe todo aquello que le roza.

"...La huella del patriarca es alargada,
se estira con su gracia seductora,
y pide simplemente una caricia,
el beso de unos labios en su boca..."

Rafael Sánchez Ortega ©
11/07/10

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