QUIERO DARTE UNA CARICIA...



Quiero darte una caricia
que perdure y para siempre,
del latido de la vida
y su péndulo silente.

Seguro que la caricia
comenzará por tus sienes,
en los ojos hoy cansados
y los labios con sus mieles.

Descenderán por tus hombros
a los brazos que me ofreces,
para bajar a los dedos
y recoger lo que tienen.

En tu pecho, la caricia,
será un reloj que se mueve,
impulsando los segundos
y el latido tan solemne.

Ese péndulo sagrado,
ese candor tan ardiente,
será el reloj de la vida
que cada día amanece.

Y despierta en tus entrañas
con el color de la nieve,
se fusiona y alambica
en un sorbito de leche.

Bella estampa la que nace,
la que vive y la que crece,
en virtud de una caricia
que prosigue por tu vientre.

Atrás quedan las colinas
de los senos bereberes,
que marcaban la frontera 
del camino al suroeste.

Adelante está la gruta
con el néctar y placeres,
donde entonan los amantes
su reposo dulcemente.

"...Quiero darte una caricia
con el beso de mi fiebre,
y fundir, en tus latidos,
este péndulo latente..."

Rafael Sánchez Ortega ©
10/08/17

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