5.987 - HAY UN RELOJ...



Hay un reloj en la torre

silencioso y descuidado,

que va marcando las horas

cuando el sol brilla en lo alto.


Yo siempre le he conocido,

altanero y solitario,

con esa efigie de piedra

y en su trono bien sentado.


Fueron días de la infancia

de colegios y mecanos,

con la sombra de los juegos

y de algunos campanarios.


Y a su lado compartimos

los minutos que, en los ratos,

nos dejaban los recreos

entre clases y trabajos.


Pasó el tiempo, con nosotros,

los relojes se quedaron,

aguantando el día a día

y ese tiempo de los años.


Hoy te veo, nuevamente,

pues mis pasos regresaron,

a los muros que soportan

unos signos mal borrados.


Y te veo, generoso,

como siempre y como antaño,

señalando bien las horas

con el sol a tu costado.


Un suspiro se me escapa

de este pecho un tanto anciano,

y un susurro toma forma

con tu nombre de mis labios.


Rafael Sánchez Ortega ©

11/10/24

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