6.004 - AQUELLOS GIRASOLES...



Aquellos girasoles,

al cielo saludaban,

estaban en la huerta,

del niño y de su casa


Alzaban su figura

al sol que les llamaba,

dejando los colores

de nueva madrugada.


El niño, muy pequeño,

así los contemplaba,

con ojos y pupilas

absortos en su estampa.


Alegre colorido

de brumas y nostalgias,

llenando de pureza

el fondo de las almas.


El sol, con paso lento,

sus pasos estiraba,

llenando de alegría

la tierra y la mañana.


El agua del rocío

también se destilaba

y el campo y la pradera

de nuevo despertaban.


Cantaban los gorriones

igual que las cigarras,

formando unas corales

de seres sin corbata.


Y el niño, todo esto,

pensaba y cavilaba,

volando con sus sueños

a un mundo de esperanzas.


¡Qué vana es la utopía 

del niño en esta fábula,

los sueños son los sueños,

y, a veces, crean farsas.


Rafael Sánchez Ortega ©

29/10/24

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