5.998 - CONN LA LLUVIA...



Con la lluvia, nuestros pasos,

recorrieron los caminos,

y cruzamos por aldeas

y riberas de los ríos.


Nos llevaron a montañas

solitarias, con sus riscos,

orgullosos, hacia un cielo,

elevado al infinito.


Y cruzamos por parajes

y refugios variopintos,

con la piedra en sus fachadas

trabajadas con ahínco.


Eran ratos de otros tiempos,

quizás unos del estío,

con algunas primaveras

que arrancaban mil suspiros.


Soportamos aguaceros,

temporales y hasta frío,

para hacer de la montaña

el lugar bien elegido.


Y es verdad que, en sus laderas,

olvidamos y perdimos,

el pudor y la inocencia

para hablar nuestros sentidos.


Y lo hicieron sin palabras,

con galope de latidos,

desbocados y confusos

en el alma de dos niños.


y abrazados, susurramos

el amor tan contenido,

con los labios que buscaban

a ese labio tan querido.


¡Qué importaba que la lluvía

nos mojara los vestidos,

y la ropa chorreara

por el cuerpo a los caminos...!


El amor nos rodeaba

y llegaba confundido,

con la lluvia y con los años

en un tiempo y un destino.


Rafael Sánchez Ortega ©

22/10/24

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