TE QUEDASTE DORMIDA

Te quedaste dormida
con los ojos cerrados,
eras dulce y alegre
y temblaban tus labios.

Yo soñé con sirenas
y con Hadas y Faunos,
y entre ellas estabas
cual princesa de un cuadro.

Te miré nuevamente
pues dormías despacio,
entre nubes y hojas
que pasaban volando.

Era el vuelo silente
de la nota y el canto,
que cerrando tu oído
te envolvía en su abrazo.

Una música suave
del violín afinado,
un crescendo sublime
con un vals en el lago.

Más también otras notas
nos dejaba el piano,
en el tierno lamento
que nos da suspirando.

Y allí estabas dormida
entre azules y claros,
con las nanas y coros
de los ángeles blancos.

Te miraba y miraba
y seguía mirando,
y mis dedos buscaban
a tus dedos gitanos.

Y jugaba con ellos
respetando el descanso,
escribiendo tu nombre
en los versos que trazo.

Yo no sé que sentía,
ni si era un milagro,
pero estabas dormida
en tu lecho dorado.

Era un lecho de seda
con festones y lazos,
y allí estabas, mi niña,
con tu cuerpo cansado.

"...Te quedaste dormida
y también susurrando,
con tu pelo revuelto
y una rosa en la mano..."

Rafael Sánchez Ortega ©
10/10/10

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