ME MIRO EN EL ESPEJO DE LA VIDA...


Me miro en el espejo de la vida
y veo aquella estampa de hace tiempo,
el niño que soñaba con castillos,
el joven que volaba por los cielos.

Un mundo de ilusión y de colores
escapa lentamente del espejo,
un mundo que ha quedado retratado
y aflora sin cesar en los recuerdos.

La vida se compone de estaciones,
etapas con lugares y momentos,
segundos que transcurren día a día
vividos en presentes muy diversos.

Vivimos como viven los mortales
tratando de sacar el buen provecho,
de todo lo que pasa a nuestro lado,
de todo lo que ansían los deseos.

Más todo en esta vida se termina,
y toda algarabía tiene un precio,
corremos una marcha sin dorsales,
sin meta y sin andén, al cementerio.

Me miro y me contemplo fijamente
y a fuerza de mirar al fin me veo,
observo mis pupilas tan cansadas,
las canas plateadas y cabellos.

Un cuerpo envejecido se refleja
y trato de tocarlo con mis dedos,
presiento que ese cuerpo que palpita
responde a mis latidos y reflejos.

No sé cuanto me queda en la carrera,
tampoco sé el camino y el sendero,
ignoro si hay posada al caminante
y un poco de cariño muy sincero.

Ignoro si un ciprés me está esperando
cubriendo con su sombra el cementerio,
allí, donde de niño me perdía
por culpa del terror y de mis miedos.

Por culpa de vivir en la clausura
marcada por lecturas y entre rezos,
de espaldas a la vida que dejaba
la brisa del nordeste con su beso.

"...Me miro en el espejo de la vida
un año que se acaba en un invierno,
más todo continúa mientras tanto
la vida, con su escorzo y su lamento..."

Rafael Sánchez Ortega ©
26/12/11

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