REPARO CORAZONES...


Reparo corazones ya gastados,
decía aquel poeta a las estrellas,
reparo la sonrisa de los labios
y limpio telañaras y mil penas.

Ignoro los motivos que tenía
el hombre soñador de las mareas,
el niño que buscaba con sus manos
un mundo de emoción entre las letras.

Ignoro si era un hombre enamorado,
un simple trovador de las praderas,
el joven que buscaba mariposas
o el hombre que ha perdido la cabeza.

Por eso me sonrío, ante el recuerdo,
la voz que proclamaba aquella escena,
la mano que ofrecía mil caricias
del hombre soñador con sus poemas.

Reparo corazones solitarios,
decía y repetía en cada puerta,
ventanas que a su paso se cerraban
y sombras que acechaban tras las rejas.

Y el niño soñador e incomprendido
buscaba por los mares las sirenas,
las mismas que dejaron mil canciones
a Ulises, navegando en su trainera.

Los hados y las ninfas se confunden
formando confusión y polvaredas,
neblinas de pasados y recuerdos
con gracia y con ternura en sus esencias.

Pequeños surtidores que regaban
las nubes más oscuras y diversas,
llenando de emoción y de misterio
las almas soñadoras tan inquietas.

"...Reparo corazones malheridos,
decía aquel poeta, puerta a puerta,
ya saco los espinos de las rosas
y ofrezco la ilusión que tú deseas..."

Rafael Sánchez Ortega ©
08/11/14

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