EN UNA TARDE EN CALMA...



En una tarde en calma
llovía en la campiña,
y afuera, en los jardines,
las flores se movían.

El viento, con ternura,
dejaba sus caricias,
haciendo que del sueño
brotaran margaritas.

Septiembre y el otoño
traían poesías,
por medio de las hojas
de robles y de encinas.

Los bosques encantados
dejaban melodías,
senderos intrigantes,
leyendas escondidas.

¡Qué música sin nombre!,
¡qué hermosa fantasía!,
sentir aquel instante
y amar así, la vida.

Por eso yo deseo
la magia repetirla,
vivirla intensamente
sintiendo tu sonrisa.

...En medio de la tarde
las nubes se disipan
y llueve dulcemente
con agua menudita.

Te busco y te acaricio,
te beso las mejillas,
y luego, poco a poco,
me meto en tus pupilas.

"...En una tarde en calma
volvió a prender mi risa,
y entonces, sin dudarlo,
sentí que me querías..."

Rafael Sánchez Ortega ©
06/09/17

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