DESPERTAR ANTE EL MAR.


Despierto y me estremezco al saber
que estás tan cerca,
que mis ojos ya perciben la blancura
de tu pelo,
que a mi mano llega el beso
que le mandas con las gotas de las olas.


Y es entonces cuando quiero que comience
la jornada,
que se paren los relojes por un tiempo,
que me dejen contemplarte en esta hora
tan temprana,
mientras sube la marea y el nordeste
se despierta y nos manda, hasta nosotros,
el regalo de la brisa de los mares.


Yo recojo la canción de los marinos
y también de las sirenas.
Yo percibo entre tus aguas
las historias que han contado los autores de otros tiempos,
y comprendo, como ellos,
el embrujo de tus mares,
la belleza y la bravura de ese lecho
donde duermen y descansan,
donde viven los silencios más profundos,
donde surgen esas algas y corales
que, con formas caprichosas,
nos envuelven con su magia y colorido.


Y es entonces cuando pienso
que es un sueño todo esto,
esta vida, este mar
y mi presencia ante su orilla
en la playa en que te miro
de mi vida.


Rafael Sánchez Ortega ©
26/02/12

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