VENGO CON LAS TINIEBLAS DE LA NOCHE...


Vengo con las nieblas de la noche
y el corazón encogido por las lágrimas.
He sentido el acoso de la oscuridad
que me abrazaba fuertemente,
que me impedía caminar hacia tu lado
y no quería dejar que me escapara de ese abrazo.


Vengo temblando, ¡ya lo ves!,
y tiemblo como un niño bajo el manto de la noche.
Quisiera ser un árbol para dejar de tener miedo,
quisiera ser un río para seguir indiferente
el curso de la vida,
quisiera ser el mar tan impasible y tan oscuro,
para refugiarme por las playas y las costas
a dormir la pesadilla de la vida.


Pero vengo temblando y con la niebla y soy así,
un pobre hombre que corre tras el día
que se marcha en el ocaso y no lo alcanza.
Vengo para dormir en las tinieblas
y rasgar las telarañas del recuerdo y del pasado,
para intentar dejar allí, ancladas y olvidadas,
tantas lágrimas vertidas,
tantos miedos y suspiros
y tantas miradas elevadas al cielo
en busca de una mano y una ayuda.


Pero aquí estoy, con los miedos y las dudas,
con recuerdos que no quiero se repitan,
y vengo a ti, a tu lado,
a decirte que te quiero y que te amo,
a exclamar a pleno grito lo que siento
y no importa que la noche me confunda
con sus miedos y temblores.


Vengo a ti amor, con lo que soy
y lo que tengo
y aquí quiero dormir, si tú me dejas.


Rafael Sánchez Ortega ©
27/02/12

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