PETER PAN.



Yo me imagino al Peter Pan de la esquina
saliendo a tu paso en la tarde,
buscando ofrecerte su mano
para regalarte una sonrisa
en un crisol de fantasía.

Porque es así como te veo, e imagino
bajando muy despacio por la alameda,
con el paso firme y seguro,
y mirando al frente, entre los árboles,
para ver si entre ellos descubres
las ardillas juguetonas que andan por allí.

Y entonces sigo pensando en Peter Pan
y le veo en ese lugar lejano, en Central Park,
donde los poetas le  hicieron famoso
y rescataron del olvido.

Le veo a él, como a ti, en su eterna juventud,
en esa imagen perfecta que me ofreces
y que guardo en mi retina;
le veo renaciendo entre cenizas
en su país del "Nunca Jamás",
en la isla misteriosa poblada
de piratas y de indios
y donde también las hadas
y sirenas tenían su importancia.

Pero luego se rebela el pensamiento
y desplaza a esa figura de los cuentos;
no quiere a un capitán llamado Garfio
ni admite a una princesa de cristal
que responda como Wendy.

Él quiere al Peter Pan de los poetas,
aquel, que con su gracia y fantasía,
conquistaba los paseos y alamedas
de la Gran Ciudad de New York,
haciéndoles buscar en los rincones de la mente
las ideas más extrañas e inocentes
que llevaran al cuaderno.

Porque asocia su figura a tu figura cenicienta,
a tu paso ya cansado y vacilante,
a tus labios temblorosos que musitan mil suspiros,
a tus ojos relucientes, por la fiebre,
que conservan el amor en unos versos,
a tu pecho juvenil que está cansado
de buscar y pasear por las riberas de los parques
esperando una palabra que no llega,
a tus manos hoy vacías y cubiertas de rocío
y del otoño...

...Hay quizás un Peter Pan en las pupilas
olvidado y que se ausenta lentamente de tu lado.
Hay quizás una persona que has amado sin saberlo
y el silencio fue la voz que le enviaste por respuesta.

Y por eso, en esta tarde, te preguntas:
¿dónde estás oh, Peter Pan de los descalzos,
de los seres aburridos y sin nombre,
de las almas que te buscan sin palabras,
de los labios marchitados y cargados de nostalgia?

¿Dónde estás? yo te pregunto, y me pregunto,
sin que nadie me responda...

Rafael Sánchez Ortega ©
30/10/13

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