UNA MAÑANA DE OCTUBRE...


Una mañana de octubre
te asomaste a la ventana,
y volaron mariposas
de tu sonrisa tan clara.

Volaron al mediodía
desde las luces del alba,
con las gotas del rocío
en sus alas plateadas.

Gotas llegadas de noche
con relente y con escarcha,
para dormir en silencio
en praderas con rosadas.

Duermen los ojos sinceros
de los niños en su infancia,
como también los rosales
dejan sueños en las almas.

Rosas que van a los ojos
con mensajes sin palabras,
para animar las pupilas
y las conciencias doradas.

Quiero besar las pupilas,
esas que siempre me hablan,
y retener las pasiones
en su cajita de nácar.

Rugen pasiones sin nombre
entre volcanes y lava,
con las cenizas de otoño,
que en un susurro se apagan.

Polvo y cenizas se juntan
y en los senderos se abrazan,
y se convierten en lodo
cuando la lluvia descarga.

"...Una mañana de octubre
vi que llovía en tu cara,
lágrimas eran, sin duda,
que tus ojitos dejaban..."

Rafael Sánchez Ortega ©
02/10/13

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