HE VUELTO A LA VENTANA DE LA VIDA...



He vuelto a la ventana de la vida
a mirar a los niños en la calle,
y a buscar, en sus manos, los juguetes,
que alternaban las horas de la tarde.

Pero en julio el calor es tan intenso
que el vacío se corta con el aire,
y no vi, en la plaza solitaria,
la figura jugando en ese instante.

Entonces he mirado en el espejo
para ver otra imagen agradable,
y también me quedé como un idiota
con mi rostro pasmado en su detalle.

Observando a la cara conocida
recordé testimonios y pasajes,
otros tiempos de infancia y juveniles
que formaron el alma y el carácter.

Aunque es mucho decir eso del alma,
ya que el alma precisa realidades,
aunque nutra su esencia de los sueños
para luego dormir en los trigales.

A veces, muchas veces, es la vida
la que ofrece la puerta, tan amable,
para ir a otro mundo diferente
y, a la vez, a otras calles y ciudades.

Porque el alma se nutre de esperanzas,
aunque sea su búsqueda constante,
de esa luz que vislumbra por la noche
con destellos y visos de mensajes.

Es la luna cargada de ternura,
las estrellas con brillos elegantes,
y la niebla y la bruma de las sombras
que desprenden, sin prisa, los marjales.

"...He vuelto a la ventana de la vida
y allí vi los motivos de la sangre,
del ese amor que se busca y no se encuentra
a pesar de llamar a cualquier parte..."

Rafael Sánchez Ortega ©
06/07/17

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