QUIERES QUE TE HABLE DE SAN VICENTE...

Quieres que hable de San Vicente,
de su Folía y el cielo azul,
de sus marinos y su ribera
y del castillo de Santa Cruz.

Pero no hay prisa, querida amiga,
toma mi mano con prontitud,
vamos despacio, pasito a paso,
hasta los muelles en un albur.

Allí hay manjúa, en los viveros,
para la pesca del fiel atún,
también hay redes que son cosidas
por las rederas, en su amplitud.

Pero tú quieres que yo te hable
del San Vicente de aquel baúl,
ese que llevas en tu recuerdo
con la Barquera y su Jesús.

Porque aquel Niño, junto a su madre,
llenó tus ojos, llorando tú,
vistes el fondo de su mensaje
vistes la entrega y su gratitud.

Allá a lo lejos está la Maza,
y el largo puente del aguazul,
treinta y dos ojos, dicen tenía,
ahora ya es menos, su longitud.

La Iglesia en alto, firme y serena,
muestra la herida del viento sur,
muestra las rocas que están heridas,
con su silencio y en su quietud.

Adentro reza, bajo sus arcos,
el viejo anciano del abedul,
él con su boina reza que reza,
bajo los rayos del contraluz.

Unas marismas afuera esperan,
unas gaviotas piden virtud,
los marineros cantan romances,
suenan guitarras hay patatús.

Unas gargantas dejan canciones,
sus bajos y altos, hacen runrún,
pero se aclaran las rudas voces
con un sorbito del fiel vermut.

Esta es mi tierra y esta es mi gente,
el San Vicente de cielo azul,
con su Folía y con su Barquera,
con tantas cosas que hay en común.

No puedo hablarte de San Vicente,
tienes que verlo, sentirlo tú,
tienes que amarlo, quererlo mucho,
con su nordeste y su viento sur.

Rafael Sánchez Ortega ©
22/12/10

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