UNO ESCRIBE SIN MIEDO, CON EL ALMA...




Uno escribe sin miedo, con el alma,
y lo hace llevando una sonrisa,
ese trozo de amor, el grito ansiado,
que trasmita la paz y la alegría.

Y se escribe en cuadernos generosos,
inundando de letras las cuartillas,
son las voces que salen hacia el aire
con la sangre del pecho que palpita.

Es el grito angustiado de los hombres
en la mano paciente del escriba,
él lo toma y modela lentamente
y lo saca desnudo a ver la vida.

Hoy se escribe en invierno y en verano,
mientras buscan los hombres una orilla,
la ribera que va desde sus almas
hasta el faro y la costa tan altiva.

Llegan olas templadas, con resaca,
a la playa dorada que dormita,
son rumores que llegan con el viento,
francachelas de llantos y de risas.

Pero el hombre que escribe sin coraza,
el autor, es un niño que suspira,
el que piensa que existen los pegasos
y también las alegres margaritas.

Es aquel que abandona los sembrados
para ir al rosario y a la misa,
el que luego camina hacia la nada
a sentir el abrazo de la brisa.

Es el hombre que busca la palabra,
el que siente con ella la caricia,
el que sueña con globos de colores
y con dulces y bellas campanillas.

Soñador de mil sueños e ilusiones,
vive bien ese sueño que en ti habita,
no despiertes jamás de tu letargo
pues tú vives la vida sin malicia.

Y esa vida, con rumbo vacilante,
plasmarás sin saberlo día a día,
a pesar de los miedos y las dudas,
a pesar de las sombras que te agitan.

Rafael Sánchez Ortega ©
13/12/10

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