AQUÍ ESTOY...


Aquí estoy, despierto,
esperándote en la noche,
en este lecho gris y solitario,
con la ventana abierta
y escuchando la lluvia que baña
de humedad, y con sus aguas, las aceras.
Y lo hago mientras pienso
en tu escote singular que me enseñabas,
en las piernas bien formadas
que mis ojos perseguían, dulcemente,
tantas veces,
y en el cuerpo desnudado que he tenido
entre mis brazos, suspirando...

Y quizás por eso mismo,
me desnudo en el silencio de la noche,
para esperarte sin palabras y vestidos
y hacer más corta esta soledad
que me abraza sin remedio,
porque quiero que me veas como soy,
sin disfraz y sin careta,
sin la ropa que deforme la figura
que en tu alma te has formado
y escuchando esa música sin nombre
de la lluvia en su caída hacia la calle...

Yo ya sé que llegarás hasta mi lado
y asombrada quedarás, mirándome,
y hasta puede que te hagas mil preguntas;
y pensarás si no estoy loco
y buscando el equilibro,
en esa lucha desigual contra el deseo
y la pasión mal contenidas.

Y es por eso que me quedo, en este cuarto,
y te espero despierto sobre el lecho
y más tarde me despojo de mis ropas,
porque pienso que mientras tú estés aquí,
yo estaré siempre contigo,
aunque no me veas,
aunque no me escuches,
aunque no me sientas.

Y estaré solo para ti,
como tú estarás para mí,
en este mundo de inocencia,
donde la embriaguez de los sentidos
nos conducirá hacia lo eterno,
en la simple desnudez de nuestros cuerpos,
en la dulce claridad que nos deslumbre
sin pedirlo,
y en los labios temblorosos
que pronuncien nuestro nombre.

"...Aquí estoy, despierto y para ti..."

Rafael Sánchez Ortega ©
06/04/14

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