RECUÉRDAME...


Recuérdame, mi amor, cuando me veas,
que escuche con paciencia tus latidos,
son signos del amor y la esperanza
que afloran a tu pecho con sigilo.

Quizás las madreselvas se han cerrado
y puede que con ellas sus pestillos,
la noche del verano está presente
y pronto sus legañas piden sitio.

Recuérdame que siga tus pisadas,
que marche sin dudar al infinito,
al sitio y el lugar donde te encuentras
y acuden los gorriones a sus nidos.

Es fácil que su música sonora
se queda en la ribera con los lirios,
igual que las saudades y recuerdos
quedaron enlazadas con los pinos.

Recuérdame que siga los dictados
dejados por tus dedos en los libros,
que acabe, con temblor, aquel poema,
que un día me escribiste con cariño.

Quizás en esa entrega de tus versos
esté la quintaesencia del vinilo,
la música sin par de las estrellas
y el canto alborozado de los niños.

Recuérdame, si acaso, que te mire,
que busque en tus pupilas ese vino,
el néctar que persiguen los poetas
y alcanzan cuando llegan al Olimpo.

Entonces embriagado, en tus abrazos,
seré tu admirador empedernido,
el niño que corría tras cometas
y el hombre que jugaba en tu vestido.

"...Recuérdame, mi amor, cuando me veas,
que lleve a tus oídos mis suspiros,
que notes a mis labios en tus labios
y el beso que te ofrecen mis sentidos..."

Rafael Sánchez Ortega ©
21/06/15

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