ADMIRO DE TU CALLE...



Admiro de tu calle las aceras,
su capa siempre gris, el fino asfalto,
los árboles, amigos de los perros,
el tierno festival del bocinazo.

Admiro, como tú, los excrementos,
del can polifacético y el gato,
la mano que nos pide la limosna
atento a la guiñada del semáforo.

Pero es en las aceras de tu calle
que veo un cascabel en un caballo,
un niño va subido a la montura
y un padre le conduce paso a paso.

También hay canalones que destilan
el agua de la lluvia del tejado,
mojando, sin querer, a las farolas
que duermen bajo el paso de los años.

Balcones con macetas incrustadas,
tendales con ropajes y pingajos,
en unos los pañuelos y camisas,
y en otros camisones recatados.

Seguro que tras estas menudencias
había calzoncillos a destajo,
también sujetadores y bikinis
de hermosas mujercitas con sus lazos.

Volvamos a tu calle, nuevamente,
no quiero separar a tu retrato,
de aquellas jardineras tan bonitas
pegadas al jardín del boticario.

Había una cochera con solana,
un taxi que llegaba protestando,
un tigre en la pared de tu garaje
quizás como el anuncio de un reclamo.

"...Admiro de tu calle las aceras
y en ellas a tus ojos siempre claros,
los siento y los recibo en las pupilas
y luego me relamo con mis labios..."

Rafael Sánchez Ortega ©
22/11/16

No hay comentarios: