AL AMOR...



Diría, como el poeta, que
"no, que no has muerto, no",
que "renaces", con el alba, cada mañana.

Como un embajador eterno vienes;
traes el corazón latiendo, desbocado,
porque quieres renovar los rincones de las almas
con la savia de tu sangre.

Pero los campos labrantíos
esperan la llamada de tu azada,
el sudor y la fuerza de tus brazos,
para arrancar de ellos la promesa
y el misterio que allí encierran.

Sé que te resistes perezoso
y tratas de volverte, en tu costado,
a dormitar en el otoño de la noche.
Pero las estrellas palidecen
ante la proximidad del nuevo día
y tus ojos reciben esos rayos del sol naciente
en una nueva primavera.

¡Tienes tanto que dar y que ofrecer
que parece mentira que te resistas a ello!
¡Tienes que despertar y tienes que volver
amor, tienes que hacerlo!

Hay muchos niños esperando tu llegada,
tu mensaje, tus promesas y tus sueños.
Hay muchos hombres y mujeres que desean
encontrarte y acercarse a tu costado,
para sentir esa caricia de tus dedos,
esas palabras de tus labios,
esa mirada de tus ojos
que les acepte como son
y que les diga que adelante,
que la vida continúa cada día,
y que en ella está la clave y el misterio
que ellos tienen de sus juegos,
sus proyectos, el trabajo
y las miles de ilusiones que han trazado
en el cuaderno de sus almas.

Afuera sopla la brisa y el mar se acerca
a la playa con sus olas y resacas,
con los gritos inaudibles que ellas forman
y con esa cabellera tan rizosa
que se extiende por las playas.

Aunque no lo sepas llegan por ti
y para ti, amor.
Vienen para decirte que eres perfecto
y que todos los corazones buscan en ti,
esos sentimientos que tú tienes.
La pureza, la sencillez, la ternura,
el candor...

Por eso te digo y te repito
que no has muerto,
que sigues vivo y que vivirás eternamente,
con esa primavera reluciente, que se acerca,
que aparece cada año en las almas que confían en ti,
y que en ella te buscan,
para conseguir tu sonrisa y tus latidos,
nuevamente,
porque no has muerto
y sigues, y vives, con tus nanas inmortales,
en cada corazón que aquí te espera.

Rafael Sánchez Ortega ©
01/03/17

No hay comentarios: